Caleb.Tenía que admitir que planear una ceremonia de bodas era complicado, por muy pequeña que fuera. Encargué las mejores flores para decorar el bosque, porque sí, sería en medio del bosque, en un campo abierto que quedaba cerca de la mansión.En ese lugar me gustaba mucho pasear con Kate cuando estaba más joven.—Nunca imaginé que estaría ayudándolo en esto —resopló Xavier.Él estaba tejiendo, quería que la decoración fuera digna para Laia, que combinara con su belleza. Ambos estábamos en mi oficina y yo no paraba de teclear en el computador.—Falta menos de un mes, así que me tiene nervioso —confesé, soltando un suspiro—. ¿No has pensado en seguir mi consejo de buscar pareja?—En primer lugar, usted cambió muchísimo. Hace un año no me imaginaba viéndolo casado —alegó, alzando una ceja—. Y actualmente estoy bien solo.—Basta, Xavier, no me traigas malos recuerdos —Sacudí mi mano en negación—. Lo importante es que ahora me considero un hombre feliz.Lo miré con aires de grandeza, po
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