Todos los capítulos de La Mate Humana para el Duque Alfa : Capítulo 61 - Capítulo 64
64 chapters
La tempestad interna
El viento frío de la madrugada soplaba entre los árboles, llevando consigo un susurro de desconfianza que parecía envolver a la manada entera. Alexander caminaba a paso lento por el claro, observando a su gente mientras se preparaban para el día. Sabía que algo no estaba bien, que una tormenta se acercaba, pero lo que más le preocupaba no era el peligro externo, sino el veneno que se estaba esparciendo entre los suyos.Dentro de una cabaña cercana, Gamaliel y Thomas se encontraban reunidos, susurrando entre ellos con miradas calculadoras. El ambiente estaba cargado de conspiración, sus voces bajas resonaban con malicia.— La manada está al borde del colapso —comentó Thomas, mirando a Gamaliel con una sonrisa retorcida—. Alexander ha perdido el control, y su debilidad es evidente. Gamaliel asintió, cruzando los brazos mientras paseaba por la habitación.— La clave es sembrar dudas suficientes. Necesitamos que los jóvenes alfas, los más ambiciosos, comiencen a cuestionar su liderazgo
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La caza del traidor
Alexander se quedó en la oscuridad, con sus ojos clavados en la figura de Gamaliel mientras las palabras resonaban en su mente. La traición era evidente, pero lo que más le dolía era la habilidad con la que habían tejido la red a su alrededor. Su instinto le decía que no podía confrontarlos todavía, al menos no de forma abierta. Necesitaba un plan, uno que no sólo expusiera a Gamaliel y Thomas, sino que también restaurara la confianza de la manada en él.Retrocedió en silencio por el pasillo que daba a las cabañas principales, sintiendo el peso de cada paso. Al llegar a la puerta de su cabaña, la abrió con cuidado. Rachel lo esperaba, sentada cerca del fuego, con las piernas cruzadas y una expresión pensativa en su rostro. Estaba agotada después de la batalla, pero la duda seguía latiendo en su mente.— ¿Está todo bien? —preguntó, alzando la mirada cuando lo vio entrar.Alexander cerró la puerta tras él y dejó escapar un suspiro. Su mirada se suavizó al ver a Rachel, pero no podía o
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Conspiración y Cazadores: La Amenaza Latente
Rachel bajó la vista, reflexionando sobre sus palabras. Sentía la gravedad del momento, el peso de la responsabilidad que ambos compartían. Después de todo, su liderazgo no solo dependía de la fuerza de Alexander, sino también de la confianza de la manada. Y esa confianza, ya debilitada, pendía de un hilo.— Entonces, ¿qué vamos a hacer? —preguntó finalmente.Alexander miró las llamas del fuego que ardía en la chimenea, su mirada fija como si estuviera viendo mucho más allá de las llamas.— Voy a enfrentarlos, pero en el momento adecuado. Cuando toda la manada esté presente, cuando no puedan ocultar su traición —dijo decidido, con una determinación férrea en su mirada—. Y lo haré de una manera en la que no quede duda alguna sobre su culpabilidad.Rachel se acercó, apoyando su mano en su hombro, buscando darle fuerzas.— Confío en ti, Alexander. Sabes lo que haces —mordió su labio con aprensión—. Solo... ten cuidado.**A la mañana siguiente, mientras el sol se levantaba sobre los den
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El Auge de la Rebelión
Más tarde ese día, en la plaza central de la manada, Alexander reunió a todos los betas y lobos de confianza. Frente a ellos, Gamaliel y Thomas estaban arrodillados, con las manos atadas a la espalda.El aire estaba cargado de expectación; todos sabían que el momento de justicia había llegado.Alexander se colocó frente a ellos, con la mirada gélida.—Estos dos lobos —comenzó, su voz resonando entre los presentes—, han intentado destruir la manada desde dentro. Han conspirado, manipulado y engañado a sus propios hermanos por pura ambición.Gamaliel levantó la cabeza, su semblante endurecido.—Hice lo que creía correcto para la manada —gruñó—. Alexander, no puedes negar que tus decisiones han sido erráticas. Has mostrado debilidad. Alguien tenía que hacer algo.— ¿Debilidad? —respondió Alexander con frialdad—. Lo único que has mostrado es tu sed de poder. Has puesto en riesgo la vida de todos por tu propio beneficio.— ¡Nos estás llevando a la ruina! —espetó Thomas, intentando liberars
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