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Capítulo 91
POV HERNÁNNo me gusta la idea de esta conversación. No porque no valore la información, sino porque la idea de sentarme con el padre de Clara, con su mirada severa y su presencia imponente, me incomoda más de lo que me gustaría admitir, pero no puedo postergarlo más.Las noticias de los ataques a otras manadas no son una coincidencia, y todos lo sabemos. Están buscando algo… o mejor dicho, a alguien. Y no soy idiota; sé que ese alguien es Clara.Con pasos firmes, camino hasta la casa principal. El interior es cálido y acogedor, pero la tensión en el aire es imposible de ignorar. Encuentro a Sebastián, el padre de Clara, en su estudio. Está de pie junto a una estantería, hojeando un viejo libro con expresión pensativa. Cuando me ve, cierra el libro y lo deja sobre la mesa con calma, como si hubiera estado esperando esta conversación.—Hernán —dice, sin rastro de sorpresa en su voz.—Sebastián —respondo, más por cortesía que por comodidad.Él me hace un gesto para que tome asiento fren
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Capítulo 92
POV CLARAEl aire del atardecer está cargado de una energía distinta. Desde donde estoy, semioculta entre los árboles del borde del claro, puedo ver a la manada reunida. Hombres y mujeres se acomodan en círculo, algunos de pie, otros sentados sobre troncos o la hierba húmeda. Los murmullos son bajos, expectantes, como si todos supieran que lo que está por decirse no es una simple reunión.Mi madre permanece a mi lado, firme, silenciosa. Marina me sostiene la mano con calidez, y, por un instante, esa pequeña conexión es lo único que mantiene a raya el nudo en mi estómago.En el centro del claro, sobre una piedra gris gastada por el tiempo —una que seguramente ha sostenido generaciones de líderes—, se encuentra Sebastián. Mi padre.No hace falta que hable para que se haga el silencio. Su presencia sola impone respeto. Es alto, de hombros anchos, con el cabello revuelto por el viento y los ojos como brasas encendidas. Un Alfa de verdad, uno que no necesita gritar para que todos lo escuch
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Capítulo 93
POV CLARALa reunión fue como una tormenta suave: llegó con fuerza, sacudió todo… y luego se disipó, dejando una quietud cargada de energía nueva.Ya no queda casi nadie en el claro. Solo unos cuantos… los más cercanos. Marina y Augusto, sentados juntos sobre un tronco. Mis padres conversando con Elian, que parece no poder estar quieto ni un segundo. Adriel se despidió hace un rato. El resto se ha ido a sus casas con una mezcla de emoción y nerviosismo por el entrenamiento que comenzará al amanecer.Y yo… estoy en paz. Bueno, casi. Porque de pronto, sin previo aviso, mi cuerpo decide que necesita algo muy específico.—Quiero duraznos —digo en voz alta, mirando al frente, seria.Todos se quedan en silencio.—¿Perdón? —dice Marina, frunciendo el ceño como si no hubiera escuchado bien.—Duraznos. Con crema. Miel. Y almendras —repito, con más urgencia—. Pero no cualquiera… duraznos bien maduros. Dulces. Jugosos.—¿Ahora? —pregunta Augusto.—¡Ahora! —exclamo—. Lo necesito.Silencio otra ve
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Capítulo 94
POV HERNÁNEl aire en la cocina cambia de golpe.Donde antes había risas, cucharas tintineando y el murmullo cálido de una familia improvisada, ahora hay un silencio espeso. Uno de esos que presagian tormentas.Todos se quedan quietos. Incluso Elian, quien siempre parecer tener una broma lista.Mis ojos no se apartan de Clara. Está pálida, demasiado. Sus labios tienen un leve temblor que intenta controlar, y sus dedos… sus dedos tiemblan cuando rozan el colgante que apareció con el forastero.Me acerco con cuidado, como si cualquier movimiento brusco pudiera deshacerla.—Clara… —mi voz es baja, pero firme—. ¿Estás bien?Parpadea. Una vez. Dos. Como si regresara de muy lejos. Me mira, pero sus ojos parecen atravesarme. Finalmente, niega con la cabeza, apenas.—Me siento... mareada —susurra, llevándose una mano al vientre. La forma en que lo hace me estruja el pecho. Es instintivo, protector, casi animal.—Siéntate —le digo de inmediato, guiándola hacia la silla más cercana.Elian ya es
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