—Yo también te amo, princesa. Te extrañé tanto.—Papi, acuéstame en mi cama y léeme un cuento, ya tengo sueño.—Claro, princesa.Me giré para salir del despacho y me topé con la mirada observadora de Eva. Ella me miraba con emoción.—Vamos, a dormir —mencionó Eva.Ella se acercó a mí y le dio un beso a Loreline, que aún estaba en mis brazos.—¿Y el mío? —pregunté, y ella sonrió dándome un beso en la mejilla. No hay duda de que amo a esta mujer.Subimos los tres las escaleras y recostamos a Line en la cama. Ella se recostó en la cama con Line entre sus brazos, y yo me acosté a un lado de ellas, quedando mi princesa en medio.—Papi, cuenta la historia.—Ok, pero cierren los ojos, o si no no les cuento nada. —Creo que poco a poco me estoy convirtiendo en un experto en esto de contar historias. Ambas cerraron sus ojos.—En un miento muy, pero muy lejano, vivía una joven que siempre creía que tenía todo: una familia, amigos y dinero. Todo parecía perfecto en su vida, pero en realidad, ella
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