El vampiro se quedó observando a la hermosa mujer, mejor dicho a sus bellos ojos violetas, eran tan únicos, tan especiales, en su largo recorrido por el mundo no había visto otros igual, y eran suyos, pero debían ser completamente suyos y no lo eran, y era eso lo que lo tenía atribulado, dolido, desesperado, por que perderla no era una opción — Trata de no decirme esas cosas, no soy un ángel, querida, estoy muy lejos de serlo, y la paciencia nunca ha sido lo mío, sé muy bien lo que pasa, estoy consciente hasta cierto punto, pero eso no significa que no quiera matar a ese Alfa por qué todo de mi, absolutamente todo, se rehúsa a compartirte con él Mientras tanto en el castillo Volkov, el Alfa Angelo, se contactaba con su socio — Vladimir, ¿Qué tal estás? — Bien, aquí con mucho trabajo, que milagro que llamas, ¿Necesitas algo, Alfa? — el líder del clan vampiro, obviamente sabía de la verdadera identidad de su amigo y socio, el elegante y estilizado líder, estaba dejando todo lis
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