— ¡No pienso permitir esto! No he dormido con ella, ni siquiera… ni siquiera recuerdo nada de la noche anterior.Falcón gritó ante el padrastro de Cintia, el hombre que parecía más preocupado por aquella chica que por la propia desaparición de su hija, negó, encarándolo como el más abnegado de los padres.— No hay nada que permitir, mi hijastra no es una cualquiera, ella es una chica dulce e inocente, ella merece ser respetada — le advirtió —. ¿Qué pasará si está en cinta?, ¡Qué vas a hacer si está esperando cachorros!Falcón apretó los dientes, no comprendía qué diablos había pasado la noche anterior, pero no recordaba absolutamente nada más que el hecho de que se fue a la cama. Las cosas estaban mal, miles de personas habían estado atormentándolo en los últimos días, él mismo había estado viviendo un infierno sin saber nada de Emilia que fuera relevante y ahora…¡Ahora estaba siendo acusado de dormir con alguien más!— Mire, señor, nunca he sido un desgraciado, jamás haría daño a la
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