— ¡No… imposible! ¡Seguro que me equivoqué!Carlos lo consideraba una fantasía, pero después de frotarse los ojos, Faustino seguía allí, de pie. En cuanto a Jake, ya estaba muerto.— …Faustino, ¿estás bien?Larisa, recuperándose del shock, corrió hacia Faustino para examinar sus heridas. Su voz temblaba.— Faustino, ¿cómo te sientes? Victoria y Federico corrieron también hacia Faustino, llenos de preocupación.— Larisa, no llores, estoy bien.Faustino, al ver a Larisa llorando desconsoladamente, le secó las lágrimas y la consoló.— ¡Te vi recibir un disparo! ¿Cómo es posible que estés bien? ¿Sigues vivo…? ¡Ay, Faustino, si mueres, yo también!Larisa lloraba aún más fuerte, se abalanzó sobre Faustino y lo abrazó con fuerza.— Larisa, de verdad estoy bien, mira, ¡no tengo ninguna herida!Faustino se quitó la camisa inmediatamente para que Larisa revisara sus heridas. Solo había ocho o nueve zonas ligeramente rojas. En cuanto a las heridas… no había ninguna, ni siquiera un rasguño.
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