Ramsés caminó por los pasillos del aeropuerto como lo que era, un Rey, tal así que, de acuerdo o no, todos se veían obligados a hacerse a un lado cuando él pasaba, incluso inclinaban la cabeza ante su presencia, los licans lo reconocían como rey y obligaban a sus humanos a obedecer, algo que dejó a todos molestos con su otra mitad, ellos consideraban que un licántropo que renegaba de su especia no era digno de reverencias.Isis caminaba a su lado con su espalda recta y su cabeza en alto, ella era la mate de ese increíble hombre, y no se dejaría intimidar por nadie. Aunque muchas mujeres se sentían molestas al ver la conexión que existía entre ambos, ella no era, a sus ojos, merecedora de ese privilegio por ser una simple omega.Una sonrisa burlona se asomó a los labios de Ramsés al notar la molestia con la que observaban a su cachorrita, y su pecho se infló de orgullo al observar como ella caminaba con elegancia y altivez, con pasos firmes y decididos, siguiéndolo a él en cada paso. L
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