Todos los capítulos de CONTRATO DE VIDA O MUERTE CON EL ALFA CIEGO: Capítulo 161 - Capítulo 165
165 chapters
161| rebelión.
Analía levantó la vista al cielo. La luna comenzaba a brillar entre las nubes, y elevó una plegaria hacia ella, esperando que los ayudara. ¿Cómo podía ser que, después de todo lo que habían vivido, terminaran nuevamente en la misma posición, atrapados y apresados por Stephan? El Cuervo, con el poder de las piedras, era prácticamente indestructible. El resto de los Reyes Cuervo estaban ahí, silenciosos, esperando el momento de la ejecución. No fue como la primera vez; no había público. Stephan parecía haber aprendido la lección de no ser tan arrogante. — Ahora los mataré de una vez por todas — , dijo Stephan rápidamente, y solo esa especie de reunión enaltecía su poderío como líder supremo del Alto Consejo. Quería demostrarles a los pocos Reyes Cuervo que habían quedado que él era quien tenía el poder. — Esta noche, bajo la luz de la supuesta madre que los vio nacer, — dijo señalando a la luna, — vamos a acabar de una vez por todas con esta maldición llamada lobos. Créanme que cuando
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162| Poder inconmensurable.
Analía vio cómo los Reyes Cuervos se abalanzaron sobre Stephan. El hombre metió las manos en sus bolsillos y sacó un par de piedras que lanzó hacia ellos, pero los Reyes Cuervos, sabiendo sus artimañas, lograron evitarlas.Se formó una fuerte pelea: Stephan trataba de matar a los que alguna vez fueron sus amigos, y ellos trataban de acabar con él. Aunque Analía sabía que eso sería realmente difícil, la única forma de matar a Stephan era con las Nymilas, y al parecer ninguno de ellos las tenía en ese momento. De todas formas, se abalanzaron sobre Stephan con rabia, dispuestos a matarlo.Analía y su grupo supieron que era el momento para huir, pero ninguno podía romper las cadenas, que estaban hechas de aquellas piedras endurecidas y metálicas. — No podemos salir de aquí — les gritó Analía — . ¡Estas cadenas no se rompen!La pelea se hizo más violenta, tanto que una piedra golpeó a uno de los cuervos, que cayó sobre Analía lanzándola lejos del lugar. El cuerpo de Analía rebotó contra la
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163| Lo hicimos.
Los brazos de Salem rodearon a Analía y la abrazaron con fuerza desde atrás. Ana sintió que la fuerza de su cuerpo se escapaba. La energía que la diosa Luna había embargado en su cuerpo para darle el poder suficiente y lanzar el hechizo sobre las Brikas la había dejado, y ahora se sentía débil y mareada. Los cuervos atacaron a Stephan, aprovechando que él ya no contaba con las piedras mágicas. Lo sometieron contra el suelo: dos cuervos sujetaron cada una de sus alas, y otro le puso el pie en la espalda. — ¿Qué hiciste? — le gritó Stephan a Analía, volteando a mirarla. Estaba sometido en el suelo, no había nada que pudiera hacer. Los otros Reyes Cuervo eran casi tan fuertes como él — . ¿Qué hiciste con mis piedras? — No fue lo que yo hice — dijo Analía — . Fue lo que la diosa Luna hizo. Yo solo fui su herramienta. Destruyeron las Nymilas. Ella me hizo decir un hechizo que pusimos sobre las Nymilas, y ya no existen — Stephan le miraba sin poder creerlo, mientras Analía se sentía pr
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Fin
Reconstruir la ciudad fue una verdadera pesadilla. Reconstruir los muros que la habían rodeado ahora era prácticamente imposible. Así que Salem decidió simplemente remover los escombros y dejar la ciudad libre. Esperaba que nunca tuvieran que enfrentar alguna amenaza, pero Agnaquela había sido liberada y ya ni siquiera los muros volverían a aprisionarla. Ahora, desde cualquier parte de la ciudad, podía verse el inmenso bosque verde y la hermosa pradera que brillaba con la primavera y que se extendía por kilómetros y kilómetros.Los pocos Maiasaura que quedaban en la ciudad la abandonaron, huyendo cuando los tres Reyes Cuervo tomaron sus ejércitos y partieron. Analía sintió un poco de lástima por ellos. Habían planeado una guerra por 30 años, habían sido manipulados y destruidos, y ahora regresaban a Taranta abandonados.Probablemente morirían a menos que abandonaran la ciudad y viajaran un poco más al sur. Pero Salem le recordó no sentir lástima por ellos. Aunque habían sido manipulad
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Epílogo.
La primavera había llegado nuevamente. Analía se sentó sobre el césped y cerró los ojos, sintiendo la cálida brisa que revolvía su rojizo cabello. Se preguntó cuántas primaveras habían pasado ya desde aquel trágico invierno: ¿cinco, seis? ¿Quién llevaba la cuenta? Ya no importaba cuando estaba en esos momentos.A Analía ya no le importaba pensar en el tiempo cuando estaba sentada al inicio del verano, con su largo vestido de encaje rosa que le había regalado hacía muchos años el hombre verde de la aldea de la gente del bosque, la canasta de frutas y las risas de los niños jugando. Era todo lo que Analía necesitaba en su vida, era todo lo perfecto del mundo.Cuando abrió los ojos, el sol la cegó por un momento, y cuando se acostumbró a la luz, observó a Salem jugar en la pradera con sus hijos. Su hijo mayor, Deylon, sostenía la pequeña manita de su hermanita Daiana mientras la bebé trataba de sujetar pasto que se escurría entre sus dedos. Salem los cargó a los dos mientras corría, y el
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