Todos los capítulos de Belleza maldita: La luna fea del alfa: Capítulo 21 - Capítulo 30
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21. Debes dejar de lastimar a Penny
NicklausSalgo de la habitación con las emociones bullendo dentro de mí. La revelación de Penelope se ha quedado conmigo como un fantasma. No he dejado de recordar todo lo que pasó desde que se desmayó. Su verdadero rostro, tan distinto del que me he acostumbrado a ver, revela la magnitud de su secreto.Todo lo que creía saber se ha fracturado. La rabia y la confusión se entrelazan en mi mente, formando un nudo que no puedo deshacer. La noción de que ha estado escondiendo algo tan crucial me consume, pero no es solo eso. Es el miedo que se agazapa en mi interior, el miedo de lo que mi hermano podría hacer si descubre la verdad y ese miedo viene de la mano de otras emociones que no estoy listo para averiguar.Pienso en lo que ella dijo: “La belleza es una maldición.” Mi mente vuelve a la última conversación que tuvimos, sus ojos llenos de desesperación mientras suplicaba por su libertad. ¿Cómo puedo confiar en ella ahora, cuando ni siquiera confío en mí mismo?Me acerco a la ven
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22. ¡NO VOY A ACOSTARME CONTIGO! 
PenelopeNo sé cuántas vueltas le he dado a la habitación de Nicklaus tratando de asimilar todo lo que ha pasado en menos de 24 horas y la conclusión es que estoy aterrada por muchas razones.Para empezar, el hecho de que Nick sospeche que el alfa ya sabe de mis poderes me tiene con los nervios de punta y el que mi verdadera apariencia haya sido revelada me tiene paranoica.En pocas palabras me estoy volviendo loca.Cuando el hambre se vuelve insoportable decido que ya es momento de salir de la habitación y dejar de esconderme. Tomando un respiro profundo, abro la puerta y empiezo mi camino hacia la sala.La escena que me recibe es muy parecida a la que me encontré esta mañana. Nicklaus está sentado frente a la mesita de centro de la sala y decenas de libros se encuentran esparcidos por el suelo y los muebles.Él, al sentirme llegar, levanta la cabeza y por alguna razón cuándo sus ojos grises se topan con los míos me enrojezco por completo.—Lo lamento, no quería molestar—le digo, per
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23. Tenemos que irnos
NicklausLas palabras de Penelope tienen un efecto extraño en mí.El hecho de escucharla decir con tanto ímpetu que no quiere o tiene intenciones de acostarse conmigo hace que todo en mi interior se revuelva y una rabia primitiva se empiece a formar en mi interior.No debería importarme. Sé que no tendría porque tener importancia para mí, pero por alguna razón me molesta.—Bueno, puede que no sea un actor de cine, pero tampoco estoy tan mal—le digo, intentando aparentar una calma que no siente, pero sé que algo de mi molestia se ha filtrado en mi voz.Mis palabras hacen que la mujercita enfrente mío abra y cierre la boca sin que una sola palabra salga de ella, al tiempo que un sonrojo intenso se apodera de su cuello y mejillas.Entonces decido que puedo jugar un poco con ella y de paso recuperar un poco de mi orgullo que, siendo honestos, se siente un poco golpeado con sus palabras.—Eso quiere decir entonces que no te parezco atractivo—le digo avanzando lentamente hacia ella, notando
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24.No va a gustarte la respuesta,peaches
PenelopeLas últimas 24 horas han sido una completa locura. Para empezar me levanté sintiéndome extraña. Sensible, como si no estuviera cómoda en mi propia piel y tuviera las emociones al límite.Luego tuve una pequeña discusión con Nicklaus debido a Micka, pues cuándo me enteré que el niño se había ido nuevamente con Marlene la rabia explotó dentro de mí y por poco me lanzo sobre él.El muy tonto me dijo que había tenido una conversación con la loba y que le había advertido que no podía volver a pegarle al cachorro, pero eso no me alcanza.Además he pasado todo este tiempo casi sin dormir leyendo todo lo que hay en la biblioteca de Nicklaus tratando de buscar algo que me hable sobre qué hechizo pusieron en él que le impida irse, pero no he conseguido nada.Hay que aclarar que al lobo no le ha gustado para nada que haya decidido quedarme. Nada más falto que me pusiera la maleta en la puerta y me empujara fuera de la frontera. Sin embargo, también pude notar la sorpresa en sus ojos ant
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25. ¡Lo quiero todo!
NicklausM4ldito infierno.No puedo creer que esto me esté pasando, pero supongo que debí haber puesto más atención a las señales.En toda la semana sentí como el aroma de Penélope era cada vez más afrutado, más dulce, pero quise creer que eran imaginaciones mías y hoy mi lobo interno había estado a punto de saltarle encima en más de una ocasión.Y mejor ni hablar de como ayer la arrinconé contra la pared. De alguna manera mi parte animal se estaba preparando para lo que venía y ahora está ansioso por enterrarse en ella. Por reclamarla.—No, no, est-esto no puede estar pasando—la voz de la chiquilla me hace llevar mis ojos hacia ella.Joder, se ve hermosa. Tiene las mejillas encendidas y los ojos cristalinos mientras que su pecho sube y baja de manera agitada. El hecho de que ella no aparte su mirada de mí no ayuda en nada a la evidente erección que está formándose en mis pantalones.Tomo un respiro profundo para intentar calmarme, pero es una mala idea porque su aroma entra de lleno e
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26. Nunca más
PenelopeMe duele todo el cuerpo.Sin embargo, no es un dolor como el que sentí hace dos noches cuándo me celo empezó, este es un dolor meramente muscular producto del cansancio y de… largas jornadas de sexo desaforado con Nicklaus.Oh diosa, ¿Qué he hecho? Soy muy consciente de que no había ninguna otra solución, sin embargo nunca pensé que entregarme a Nick fuera tan…intenso. Esperaba algo meramente carnal, pero mentiría si digo que fue solo así.Sin embargo, eso es algo que no pienso decir. Desde el inicio dejamos claro que era únicamente por el celo, así que de nada vale hacerse falsas ilusiones.Me levanto de la cama de Nick sintiendo una punzada de dolor agradable entre mis piernas, un recordatorio de lo que ha pasado, aprovecho que él no está y me apresuro a tomar mi ropa y salir corriendo a mi habitación, en donde pude bañarme y cambiarme en calma.Pero sé que no puedo ocultarme para siempre.—Muy bien, yo puedo hacerlo. Solo debo actuar como si nada—me digo y tomo un respiro p
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27.Hay un rumor...
NicklausLos lobos somos territoriales por naturaleza, pero si a eso le sumas el hecho de que MI esposa está en celo y me he estado apareando con ella en las últimas 48 horas, entonces puedo asegurarte que soy una bomba de tiempo si otro macho la mira.Sin embargo, eso no parece importarle al imbécil de Blake. Un gruñido retumba dentro de mi pecho chupando él lleva sus ojos hacia la mujercita yel infeliz lo único que hace es sonreir de manera petulante.Quiero partirle el cuello ahora mismo.—Peaches, ve a tu habitación—le digo y sé muy bien que va poner pelea incluso antes de que hable.—¿Qué? ¡¿Por qué?!—me dice irritada—él dijo que yo estaba involucrada en la información, asi que me quedo.Santa diosa, es que acaso ella no puede ver lo tensa que es la situación y lo cerca que estoy de partirle el cuello al que fue mi mejor amigo.Antes de que pueda decir algo, Blake se aclara la garganta antes de decir:—Voy a mantenerme alejado, Nick y te prometo que no me voy a demorar, solo he v
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28. Sé lo que escondes
PenelopeNunca había leído tanto sobre magia y hechizos en mi vida.Ha pasado una semana desde la visita de Blake, lo que nos deja con dos meses y un poco más desde el matrimonio, y estoy volviendome loca ahora mismo.La desesperación me está empezando a pasar factura, pues si queremos irnos antes de la próxima vuelta de la luna solo nos quedan tres semanas, tal vez un poco menos.Estoy sumida en una vorágine de páginas y palabras, buscando desesperadamente en los libros de mi padre, esperando encontrar alguna pista, algún rastro sobre lo que le hicieron a Nicklaus. Mi mente trabaja sin descanso, recorriendo línea tras línea, pero todo es en vano. Nada aquí habla de maldiciones que aten a alguien a una manada o que lo condenen a no poder cruzar las fronteras.Arrastro mi mano por el borde de un viejo grimorio, sus hojas ajadas por el tiempo. Un suspiro de frustración escapa de mis labios mientras cierro el libro con fuerza. —¡Debe haber algo!—me digo con rabia, mientras me tallo los
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29. Ella nunca será tuya
NicklausCada vez que estoy junto a Penelope, un torbellino de emociones me abruma, incomprensible e incontrolable. y lo odio. No me gusta que una hembra me haga sentir débil y mucho menos me gusta la incertidumbre de no saber si ahora puede estar embarazada.En estos momentos, cazar se convierte en mi único refugio. No puedo entender lo que me sucede. La chiquilla es un enigma que me inquieta más de lo que debería, me distrae más de lo que es seguro.El arco tenso en mis manos vibra cuando suelto la cuerda, la flecha volando y perforando la piel de un ciervo con una precisión despiadada. La bestia cae, y una sensación de logro efímera se desvanece tan rápido como aparece. Aún falta para el almuerzo, pero no puedo evitar la urgencia de regresar. Algo tira de mí, algo más que mi necesidad de verla. Es como si su presencia fuese una fuerza magnética incontrolable.Me encamino hacia la cabaña con la presa a cuestas, pero algo me detiene en seco. El viento me trae un olor familiar, uno q
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30. ¡Resonancia!
PenelopeApoyado contra mí, Nicklaus lucha por mantenerse erguido. Sus gruñidos y refunfuños retumban como truenos suaves mientras lo ayudo a entrar en la cabaña, cada paso una batalla contra su orgullo. Su cuerpo herido pesa más de lo que imaginaba, y aunque él insiste en que puede manejarse solo, sus pasos tambaleantes y la sangre que empapa su camisa cuentan otra historia.—Déjame ayudarte, Nicklaus —digo, el tono más firme de lo que realmente siento. Cada fibra de mi ser está tensa, temiendo que se desmorone en cualquier momento.—No necesito ayuda —gruñe, el sonido vibrante y áspero—. Estoy bien.Sus palabras son tan tercas como él, pero las ignoro y lo guío hacia la cama. Lo obligo a sentarse, sus movimientos torpes y rígidos mientras se desploma en el colchón.—Estás actuando como un cachorro malcriado. Déjame que te cure —le digo, con una mezcla de exasperación y preocupación.Él vuelve a gruñir, un sonido bajo que retumba en su pecho, pero al menos se queda quieto. Una pequeñ
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