EveliaHan pasado semanas desde que Oliver tuvo el accidente, semanas en las que no me he despegado de su lado, y así será hasta que él despierte porque sé que lo hará, no puede haberme dejado así de rápido. Después de darle un baño de esponja y dejarlo presentable como a él le gusta verse, decido salir a dejar todo lo que utilice en la base de enfermería, pero al abrir la puerta me encuentro con Rodrigo Geacoman.— Hija, ya estoy bien de la muñeca mira— Me muestra su mano sin vendas— Deberías descansar, déjame cuidarlo un tiempo, ve relájate y descansa, duerme te hace falta.El me lo dice con la cara llena de preocupación, sé que el desgaste de cuidar a una persona enferma cobra su factura.Al verme al espejo no soy la mujer de hace unas semanas, ahora mi reflejo me regresa una mujer cansada con ojeras oscuras bajo su ojos. Pero esos mismos ojos muestran lo decidida que me encuentro a no dejarme vencer por nadie ni por nada.— No te preocupes, él es mi esposo, Oliver es mi responsab
Leer más