Los niños llenos de pánico miraron a su madre quedar atrás, pero ellos no se detuvieron, obedecieron a la petición de su madre y corrieron tan rápido como pudieron. Eir intentó ponerse en pie un par de veces, pero su tobillo se había roto y el dolor es realmente insoportable. ―¡Mami! ―El chillido de sus hijos la hizo olvidar todo dolor y sin pensárselo más se puso en pie y corrió, no importaba lo lento que iba, ella corrió para salvarlos. ―¡Mami, son muchos! ―No se detengan. ―Gritó Eir yendo tras de ellos. ―Sigan corriendo, niños… Aaahhh. ―El grito de Eir se escuchó en cada rincón del bosque, el tirón de pelo la hizo caer con fuerza en el suelo. ―No, por favor, no les hagan daño a mis bebés. ―Suplicó. ―Son solo unos niños, ellos están asustados, por favor. ―El hombre la miró con asco. ―Son unos monstruos al igual que los de tu especie. ―Eir miró a su alrededor, más de cinco hombres armados hasta los dientes la miran como si fuera un apetitoso filete. ―Todos van a morir, nosotros co
Leer más