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Todos los capítulos de Atrévete a quererme: Capítulo 111 - Capítulo 120
121 chapters
110. ¡Por fin, carajo!
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Apenas cruzamos las puertas del imponente edificio que alberga a Turner Legal Group, el aire frío de febrero golpea mi rostro, arrastra consigo el mal rato que acabo de pasar, y me da un respiro que alivia la tensión acumulada al saber que todo eso quedó atrás. La familia de Gavin puede retorcerse y reclamar todo lo que quiera, yo no tengo nada que probarles. Cerré el ciclo, y por primera vez en mucho tiempo, la idea de avanzar no me pesa.—Espero tu llamada, Owen. Sé que posiblemente aún no lo asimiles, pero tenemos mucho de qué hablar y una empresa que liderar —me recuerda Jeremías, con una sonrisa divertida—. Sin presiones, ¿eh? —añade, al levantar las manos en son de paz.—Dame un par de días para poner todo en orden en ZeroRisk y hablamos.—Cuídate, muchacho. —Me da unas palmadas en el hombro antes de dirigirse hacia un elegante auto negro, donde su chofer lo espera con la puerta abierta.Saco el teléfono del bolsillo mientras camino hacia el estacionamiento donde apa
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111. Estoy donde quiero estar
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Aún no puedo dejar de pensar en todo lo que me contó Owen. Siempre he sabido que es un hombre fuerte e increíble, y saber que ha enfrentado con tanta seguridad a todo lo que ha pasado, me llena de orgullo. Descubrir que Gavin lo incluyó en la herencia pocas horas antes de morir, aceptar el apoyo de Justin y Jeremías, y manejar con firmeza a esas arpías venenosas... Cada una de sus acciones me confirma que es un hombre íntegro, fiel a sus valores y que me demuestra a diario que puedo confiar en él completamente. Además, no puedo negar que me encanta verlo tan decidido y resuelto; y que, aunque todo esto le pesa, no teme buscar refugio en mí cuando ya no puede más, y eso es algo que me desarma por completo.Estos últimos días comenzó a llegar más tarde de lo habitual, y, aunque el cansancio es evidente en sus ojos, no permite que eso interfiera con el cariño que me demuestra a diario. Cada noche, sin importar lo agotado que esté, encuentra el tiempo para consentirme, inclu
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112. ¿Hablas en serio?
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Sigo sin procesar del todo lo que acaba de pasar, pero el brillo del anillo en mi dedo captura mi atención una y otra vez, trayéndome de vuelta al presente, mientras termino de arreglarme frente al espejo del baño.Me miro por unos segundos al terminar de ponerme máscara en las pestañas y me apoyo un momento en el lavabo, tras sentir a mis cachorros moverse. Coloco ambas manos sobre mi vientre y acaricio suavemente mientras me inclino un poco hacia adelante.—¿Qué opinan ustedes, cachorritos? —les pregunto a mis bebés, que están revoltosos al sentir mis emociones tan agitadas—. A mí también me cuesta creerlo todavía… —Suspiro, con una sonrisa—. Siempre he sido un alma libre, ¿saben? Aunque, mi anhelo más profundo, era tener algo de estabilidad, sentirme parte de algo o de alguien. Tal vez sea porque perdí a mis padres siendo una niña, o porque siempre he sentido que tenía que demostrar mi fortaleza... —Hago una pausa, al sentir nuevas pataditas desde el interior—. Sin em
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113. Está bien. Hagámoslo
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Despierto antes de lo habitual, algo que no había ocurrido desde que dejé las náuseas matutinas hace más de un mes. Los primeros rayos del sol que entran por la ventana, indican que apenas amanece, pero mi mente ya está cien por ciento operativa, demasiado despierta e inquieta. Faltan menos de dos semanas para casarme con Owen y la frase: “menos de dos semanas" se repite en mi cabeza sin cesar, recordándome la locura en la que nos hemos metido. La idea me llena de una emoción casi infantil, aunque también de una ansiedad que me aprieta el pecho y, ahora, no sé qué hacer con toda esta energía, ya que mi cuerpo parece estar en alerta desde que abrí los ojos.Owen duerme profundamente a mi lado, con su brazo firme alrededor de mi cintura de manera protectora, como si incluso en sueños quisiera mantenerme cerca. Su rostro luce tan relajado, ajeno a mi pequeña tormenta mental, que me hace cuestionar cómo logra estar tan tranquilo. En cambio, yo no dejo de pensar en todo, y me
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114. Nerviosos, pero listos
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗ Despierto un poco desorientada y mi primer reflejo es extender la mano para buscar a Owen, pero lo único que encuentro es su lado frío y vacío. Tardo unos segundos en recordar dónde estoy y por qué no está a mi lado. La despedida de soltera en casa de Tamar. Una ligera sonrisa se asoma en mis labios al revivir algunos momentos de la noche anterior: risas interminables, comida deliciosa, bromas subidas de tono y el sonido inconfundible de las mujeres que más quiero, acompañándome en esta celebración. —Buenos días, mis cachorros —saludo a mis bebés, tras un largo bostezo. Con esfuerzo, me enderezo en la cama, mientras acaricio mi vientre con movimientos circulares y pausados—. ¿Cómo están hoy? —murmuro, sin esperar respuesta, aunque la sensación de conexión es inmediata. Una leve patadita, casi tímida, me hace sonreír—. ¿Eso fue un “buenos días”? —pregunto, justo cuando otra pequeña patada responde, esta vez del lado opuesto—. Ah, ya veo, ¿y tú también estás de acuerdo?
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115. Siempre seremos tú y yo
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗ Me miro una última vez en el espejo y ajusto el velo sobre mi cabello recogido. El vestido blanco se ciñe a mi cuerpo de manera perfecta, ya que su confección realza mis nuevas curvas y realza mi vientre de veinticinco semanas. Mis manos acarician la tela con cuidado y repasan cada detalle, como si quisiera grabarlo en mi memoria. Nunca pensé verme así: demasiado embarazada, emocionada y preparada para dar este gran paso; pero aquí estoy, con los nervios de punta y el corazón desbocado, más nerviosa con cada minuto que pasa. Tomo una bocanada de aire y hago mi mejor esfuerzo por calmar las mariposas en mi estómago. De repente, la puerta se abre con suavidad y Maya entra con una sonrisa radiante. Lleva su vestido de madrina en tono oro rosa que le sienta de maravilla, pero es su expresión la que ilumina la habitación. —Estás impresionante, Fla —dice, mientras sus ojos recorren cada detalle del vestido—. Owen se va a quedar sin aliento —bromea en tono travieso, lo que
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116. Solo confía en mí
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Han pasado unos días desde la boda y apenas hemos tenido tiempo para procesarlo todo. Entre los mensajes de felicitación, el trabajo en ZeroRisk, las responsabilidades que heredé con BSmart y la atención que requiere el embarazo de Flavia, siento que el reloj no tiene suficientes horas; pero no me importa. Si algo tengo claro es que cada cambio reciente en mi vida tiene un propósito y todos me llevan a ella.Con tanto qué hacer en el trabajo antes de que nazcan nuestros hijos y con el riesgo que supone salir con Flavia en un estado tan avanzado de su embarazo, decidimos posponer la luna de miel. Preferimos esperar unos meses hasta que los mellizos no dependan tanto de su madre para poder disfrutar a solas y a lo grande, algo que nos ilusiona especialmente al considerar que nuestra boda fue pequeña y sencilla.Mientras tanto, otros eventos importantes llenan nuestra agenda. Hoy, por ejemplo, tengo marcado un evento importante en el calendario: la gala de BSmart Capital. La
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117. Un amor que pronto se multiplicará por dos
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗El sonido de la puerta al cerrarse a mis espaldas se mezcla con el eco de las palabras de Owen: "Bienvenida a casa, Flavia". Mis ojos recorren el espacio frente a mí, pero mi mente aún procesa lo que acaba de suceder, ya que todo esto parece sacado de un sueño.—¿Esto es… nuestro? —susurro la pregunta, mientras asiente con sus ojos fijos en los míos, llenos de una mezcla entre orgullo y nerviosismo.—Es nuestro hogar, cielo —responde con calma—. Donde empezaremos esta nueva etapa juntos, como familia. —Su expresión es tan sincera que siento un nudo en la garganta.Recorro con la mirada el vacío apartamento que acaba de llamar "nuestro hogar". Espacio que parece un lienzo en blanco, con las paredes de un blanco inmaculado que contrasta con las ventanas del piso al cielo y dejan entrar la luz de la ciudad que parpadea como un millón de estrellas. El suelo de madera clara está impecable y el espacio abierto parece interminable. No hay muebles ni decoración, solo posibilidad
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118. Ya están aquí
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Ya es abril y el invierno, al fin, ha quedado atrás. La ciudad parece revivir bajo el cálido sol y le da paso a mi estación favorita: la primavera. Nuestro apartamento, que apenas hace unas semanas inauguramos oficialmente, ya se siente como un verdadero hogar. Ese día fue especial: nuestros amigos y familia llenaron nuestro espacio de risas y buenos deseos. La nonna, por supuesto, se encargó de supervisar que todo estuviera perfecto, con su carácter mandón pero entrañable y Flavia, aunque radiante, ya se veía más agotada de lo habitual, pero su alegría nunca decayó.En estas últimas semanas, he trabajado desde casa para estar siempre cerca de Flavia, quien, con sus casi treinta y siete semanas, me mantiene en un estado de alerta constante cada vez que me llama y, a pesar de su cansancio evidente, su energía para buscarme y conectar conmigo no disminuye. Su libido está por las nubes y siempre encuentra un momento para mirarme con esa chispa que me desarma. Me hace sentir c
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119. Rodeados de amor
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Justo cuando Fiorella termina de peinar a Flavia con ternura y deja su cabello arreglado en una trenza delicada, entra una enfermera con una sonrisa amable y carga un pequeño equipo para ayudarnos con los primeros cuidados de nuestros bebés.—Hora de amamantar, mamá. Vamos a intentarlo juntos —dice, dirigiéndose a Flavia con un tono alentador.Flavia asiente, aunque puedo ver un destello de incertidumbre en sus ojos. La ayudo a acomodarse y le arreglo las almohadas mientras la enfermera le explica las posiciones más cómodas para amamantar. Al primer intento, Flavia se queja con un leve gemido.—Molesta un poco… —admite, al ajustar a Oliver en su pecho.—No te preocupes, probemos otra posición —responde amable—. La del "rugbista" suele funcionar bien con mellizos —sugiere, ayudándola con el cojín de lactancia y a colocar a cada bebé debajo de sus brazos, como si sostuviera un balón de rugby.Observo atento, asegurándome de recordar cada detalle para ayudarla si lo necesita
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