GINA.Observo a la señora Olivia moverse en la cocina, preparando mi almuerzo,sin dejar que la ayude, pues Jhared le dejo específicas reglas sobre mi cuidado, y lo que no debía hacer. Ayer por la mañana, al ver que no podía quedarse junto a mí, él contrató a la señora, para qué se encargará todo respecto a la casa y a mí, sin agregar que también hay un guardia de seguridad en la puerta, como si se tratase de una prisión. Me apoyo contra el respaldo del sofá, viendo una película en el enorme televisor que cuelga en la pared, mientras me llega el delicioso olor de la comida, causando que mi estómago gruña, y si no fuera por una repentina llamada en mi celular, ya estuviera robando cualquier aperitivo de la nevera.Agarro el celular, viendo que tengo una llamada entrante de mi madre, y frunzo el ceño confundida, atendiendo sin esperar un segundo más.— ¿Hola? ¿Mamá? —pregunto dudosa.— ¡Mi bebé! —contesta feliz—. ¿Cómo estás? Tu amiga Jenny me contó que tuviste un pequeño accidente —com
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