GIANNA RICCI—No me puedes dejar otra vez… No lo soportaría… No después de lo que ocurrió.Escuché la voz de Leonel, no sonaba feroz como la última vez, más bien tersa y dulce.—¿Cómo podría criar a Alma solo? Ella te necesita, yo te necesito, Evelyn. No podría volver a pasar por lo mismo. Si en aquel entonces no pude ser fuerte, menos ahora.»Por favor, Evelyn, despierta.Abrí los ojos lentamente, las luces de la habitación me cegaron. Cuando me di cuenta, Leonel tenía mi mano entre las suyas. Estaba llorando, consumido en el dolor. Jamás me imaginé a un hombre tan poderoso y feroz, así de destruido.—¿Evelyn? —preguntó ansioso y tomó mi rostro entre sus manos, llenándolo de besos necesitados.Al principio me asusté, pero la calidez de su amor me tranquilizó. En cuanto me abrazó intenté recordar lo que había pasado. Había muerto por segunda vez, pensé que sería definitiva, pero aquí estaba de nuevo.Antes de que sus labios se posaran en los míos, las enfermeras entraron a la habitaci
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