Las tres hermanas de Hugo comenzaron a hablar al mismo tiempo, sus rostros mostrando una expresión de desprecio y vulgaridad. —Exacto, ¿quién te crees que eres? Esto es un asunto de familia, no tienes derecho a meterte. Mejor cierra la boca.Diana es mi mejor amiga y la había invitado porque la considero parte de mi familia. Al ver que los García se estaban pasando, decidí no quedarme callada. Le dije a mi suegra: —Señora, Diana es mi mejor amiga, para mí es como de la familia. Ella no es una extraña. Y tiene razón, aquí en Ciudad de México, no es costumbre que la novia tenga que dar dinero a las cuñadas.Hugo, intentando calmar la situación, dijo: —Amor, no es así. Ese dinero no es de tu parte, es mío. Perdón, no lo expliqué bien.En ese momento, me dio pena ver a Hugo atrapado en medio de todo, pero también sentí que sus hermanas se estaban pasando. Estábamos en una cena familiar, y ellos estaban haciéndonos pasar un mal rato sin ninguna razón válida.Su hermana mayor, visiblemente m
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