Me negaba a creer que fuera cierto, así que me acerqué, la vi tambalearse y entrar en la habitación antes mencionada. Mi corazón seguía incrédulo y me decía que mi princesa no era así, ella no me podía traicionar cuando sabía que yo la amaba con toda mi alma.Me acerqué a la puerta, estaba entreabierta y me asomé para comprobar que estuviera sola y que fuera a mí, a quien esperaba, como decía en el mensaje de texto.La vi, es decir, los vi besándose. Es verdad, ella tiene un amante y quizá si esté embarazada y el hijo sea de él. Me alejé de allí, no quise hacer un escándalo, no valía la pena rebajarme por alguien como ella, pero de lo que sí estaba seguro es que no le perdonaría esa traición.Salí de la fiesta y me fui a otro hotel, allí pasé la noche y regresé a casa el día siguiente. En casa solo estaba Brenda, ella estaba preocupada porque yo no le atendía las llamadas. Mi hijo estaba llorando porque su madre tampoco había dormido en casa.—Ah, parece que a mi cuñada le fue bien an
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