Al fin, Katy abrió los ojos, y allí estaba su fino rostro, sus labios cálidos ligeramente abiertos, sus ojos azules mirando a los suyos. Se lamió los labios y lo oyó gemir antes de que su boca volviera a aplastar la suya con un beso tan feroz que la habría asustado si no hubiera intentado devolvérselo con igual ardor.Él la abrazó con fuerza, aplastando la fina tela de su vestido, la cual se deslizó sobre sus pezones tensos. Aferró su nuca, con los dedos entre su cabello, forzando sus labios contra los de él mientras su lengua entraba en su boca, saboreando su dulzura. Bill sabía a ponche de frutas.Cuando él apartó su boca, el trueno en su cabeza se calmó un poco, y Katy abrió los ojos de nuevo para mirar los suyos. El deseo que vio no la alarmó. Después de todo, reflejaba su propia necesidad ardiente, que él había despertado con extrema facilidad. Ella no podía negar el calor sedoso que se acumulaba en su interior.Estaba cansada de esconderse en su casa, lejos de la vida que solo c
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