—¡Ethan, hermano, volviste! —exclamó Olivia, alzando la voz más de lo normal para que Maxwell pudiera escucharla. Aunque no podía creerlo ni asimilarlo del todo, tenía la fuerte corazonada de que era él. En el interior de la habitación, Maxwell abrió los ojos de par en par y soltó a Valentina bruscamente, como si el contacto le quemara la piel. Sin pensarlo, corrió hacia la pequeña terraza, cuyos muebles temblaron ligeramente bajo el peso de su apresurado avance. Era un movimiento desesperado y descoordinado, algo impropio de su habitual compostura. Le parecía ridículo y patético, pero cualquier cosa sería mejor que enfrentar la desilusión en los ojos de Ethan. No quería que su hermano presenciara la escena, temiendo que esto revelara una traición premeditada y burlesca. En cambio, Valentina, que había recuperado un poco de control, en medio de su borrachera, aun luchando con el mareo que sentía, se movió rápidamente. Quitó el seguro de la puerta y corrió al cuarto de baño, co
Leer más