Se dejó caer en un sillón, la mano le dolía. Descargó en ese golpe toda la frustración que sentía y el dolor por Deanna. Su vida era, nuevamente, un desastre sin ella. Tiró la cabeza hacia atrás y volvió a llorar, en silencio.Cada vez que su sonrisa le invadía la cabeza el corazón se le estrujaba. Aun podía ir a rogarle y pedirle que regresara; pero la veía con Reed, bajando de su auto, él tipo dispuesto a irse a las manos con él por defenderla y el estómago se le volteaba.Y Harry… todos sus discursos por comenzar de nuevo eran por esto. Iniciaría una nueva vida, en otra ciudad con su hija y su esposa, pero antes de irse se aseguraría de acabarlo. ¿Tan grande era su resentimiento que necesitaba separarlos para ser feliz?¡Por Dios, tenía tantas ganas de besarla! Había creído que se pasaría el resto de su vida besándola, abrazándola, amándola. Esas ganas quedarían flotando en el aire para recordarle todos los días que ya no la tenía. La aspirante a Prima Donna de cabello alborotado y
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