Cuando volvió a abrir los ojos, el sonido del cuchillo rozando la superficie de la piedra llenaba por completo el ambiente. Cada corte era preciso, decidido, y con cada movimiento, la expectativa de los presentes crecía de forma asombrosa.No pasó mucho tiempo antes de que se revelara una pieza de jade de alta calidad. Con cuidado, el dueño de la tienda tomó la piedra preciosa, la colocó en un recipiente y vertió agua sobre ella para limpiar los residuos de polvo. Luego, la levantó cuidadoso hacia la luz del sol, dejando que los rayos iluminaran su interior. Un resplandor rojo, vibrante y cálido, atravesó la magnífica gema, deslumbrando a todos los presentes, quienes apenas podían mantener los ojos abiertos ante semejante brillo.Al escuchar la exclamación del dueño de la tienda, toda la calle quedó en absoluto silencio. Todos los que estaban allí clavaron la mirada en la piedra, fascinados por su belleza inigualable. Era una joya que muchos habían soñado encontrar, una de esas que, po
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