Mientras tanto, en el interior de la residencia de la familia Landa.Benigno regresó a la mansión con el rostro hinchado y lleno de moretones por completo, y una vez en su habitación, comenzó a destrozar todo a su paso, gritando de rabia y frustración.—¡Juan, maldito bastardo, te juro que te mataré!—Y esa perra de Celeste... ¡espera a que te tenga de rodillas, suplicando como una perra por mi perdón!En ese preciso momento, un hombre de mediana edad entró en la habitación. Era Alaón, el jefe de la familia Landa.—Benigno, escuché que te han golpeado, — dijo con frialdad.Benigno, cubriéndose el rostro, respondió: —Sí, papá, ese tipo es increíblemente fuerte, incluso Abdón no pudo con él.—¿Qué? —Alaón se sorprendió, y girándose hacia Abdón, que acababa de llegar, preguntó: —Abdón, ¿es eso cierto?—Así es, Alaón. Ese joven tiene una habilidad superior a la mía. Debe ser un experto en la Canalización de los Meridianos, — admitió Abdón, con una expresión de vergüenza.—Papá, tienes
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