Parte 5. Capítulo 18. Repique de tambores
Trini se esforzaba por ser sociable, pero las ansiedades le impedían estarse quieta en aquella casa. Isabel y Rebeca se desvivían por Max, el niño era juguetón, quería tomar todo e ir a todos lados, y ellas lo seguían. Jesenia era de esas chicas que siempre tenían algo que hacer, cuando no hablaba por teléfono, hurgaba en el clóset de Isabel probándose las prendas que llamaban su atención, buscaba a William para preguntarle un millón de cosas, o iba a la cocina a preparar bebidas para todos.Las veía ir y venir mientras ella estaba sentada en el borde de la cama, hojeando un libro que Isabel tenía sobre una mesita de noche. Era una versión ilustrada de Mujercitas.Gregory se había marchado con sus hermanos a resolver un problema y, aunque hubiera preferido estar con él, debía dejarlo atender sus asuntos, a eso había ido el chico a La Costa. Pero ella no quería quedarse allí, deseaba salir, conocer esas tierras que tanta curiosidad le despertaba. Su ángel de la guarda solía mostrarle e
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