Haberle confesado a Alek mi infidelidad, me rompió el corazón y me dejo hueca. En el césped húmedo del jardín, sollocé amargamente por nuestra ruptura y por todos los planes que terminaban allí. Tenía un dolor que me aturdía totalmente, tanto que ni siquiera noté cuando Gerard y su equipo volvieron de la cacería con una buena presa. Mi marido fue a verme, pero no sacó nada de mí, solo indiferencia y desprecio, así que termino yéndose para dejarme en paz. Desde el sofá en la sala, los observé preparar una fiesta en la noche, cocinar y beber con camaradería, bailando con Grettell, la unica chica allí, conversando y riendo entre ellos. Miré en silencio como Grettel, ebria, bailaba con Gerard y le lanzaba miradas sugerentes al son de la música, restregándose contra él, hasta que lo vi apartarse de ella y mostrar una expresión molesta. Sonreí un poco. Las cosas serían difíciles para ella sí pensaba gustarle. Al día que siguió, todos subimos a los coches y nos pusimos en marcha para vol
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