CAPÍTULO 39BRUNO HARPERSus manos cubrieron su pálido rostro, entre tanto yo daba un paso agigantado hacia ella para calmarla—¿Una mascota? ¿Es lo que quieres?—Siempre viví en un lugar pequeño, así que tener un perro es casa era imposible, y con el dinero que ganaba mi madre, apenas duras podíamos comer… Siempre fue mi sueño, y sé que es tonto, Dios… Me siento tan estúpida, y…—Te lo daré.Declaré besando su frente.—¿Qué dijiste?—Te daré una mascota, conozco un amigo que tiene un refugio de animales, puedo llevarte allí mañana, y… —Su cuerpo, su cuerpo chocó contra el mío quizás por la felicidad de saber que su mayor sueño de niña, ahora se haría realidad. La observé por un momento, mientras ambo
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