Capítulo 24. Era virgen Todo parecía insignificante cuando Praxis tenía a Thalia en sus brazos, el vaporoso vestido envolviéndolos al moverse, como flecos de ese mismo sueño que siempre parecía tener cuando ella estaba cerca.No podía ser verdad. Aun así, lo atormentaba.Cuando había levantado la vista en el altar y visto a Thalia acercarse a él, de blanco entre las ruinas de la vieja capilla, con un ramo de flores en las manos y el sol por todo su rostro, ese mismo sueño que le despertaba a menudo en mitad de la noche lo había sacudido de nuevo.Praxis lo había ignorado, porque la otra opción era reconocer que había emitido algún sonido, o hecho un gesto que había revelado que no estaba tranquilo. Praxis se torturó con fantasías sobre la inocencia de Thalia.Nunca le habían preocupado esas cosas. Era esa mujer, solo esa, a la que no soportaba imaginarse con nadie más. Solo esa mujer a la que solo podía imaginarse con él.No debería haberlo torturado, pero lo atormentaba en sus sueño
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