Después de lograr su objetivo, Helen estaba feliz, pero a partir de ese día había perdido la paz. Los mareos fuertes y desestabilizantes se apoderaron de su cuerpo, haciendo que la mayor parte del tiempo estuviera en la cama.Con los días se sumaban dolores fuertes e incómodos de cabeza y los mareos no querían desaparecer. Todo parecía a la fuerza y su embarazo no parecía avanzar.—Señora —se presentó María. Ella se había enterado de lo que estaba sucediendo y decidió regresar con ella y estar a su lado.—María. Siento que la vida se me escapa.—Solo son malestares del embarazo, estoy segura de que con el tiempo va a recuperar la salud y finalizando el ciclo de gestación estarás como nueva.—No, María, ya estuve embarazada y no se siente de esta manera. Ha pasado mucho tiempo desde que no me siento bien y no cambia mi condición.María se exaltó bastante con esas palabras, pues jamás había visto esa mirada aterrada de su jefa. Ella hablaba como si no quería continuar y se había rendido
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