Phoenix estaba sentada a la mesa, saboreando cada bocado de su desayuno con una calma deliberada que parecía desafiar al propio tiempo. Ulrich estaba a su lado, observándola con creciente impaciencia. Sus dedos tamborileaban en la mesa y su mirada fija parecía perforar a Phoenix. Finalmente, incapaz de contener su frustración, Ulrich rompió el silencio."¿Puedes comer más rápido?", preguntó él, su voz cargada de irritación.Phoenix no levantó la vista inmediatamente. En vez de eso, tomó el tarro de miel y comenzó a esparcir una capa generosa sobre su pan, cada movimiento intencionalmente lento."No entiendo tu prisa, Ulrich", dijo ella tranquilamente, su voz sonando como un desafío velado.Los ojos de Ulrich se entrecerraron."Yo ya terminé de comer", respondió él con seriedad. Y aquí, delante de todos, debes llamarme Majestad.Phoenix finalmente levantó la mirada para enfrentarlo."Yo no, Majestad", dijo ella con una leve sonrisa. "Y en vez de gruñirme, podrías disfrutar de la comida
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