Phoenix inclinó la cabeza hacia atrás, con la boca entreabierta, y esa fue la oportunidad para que Ulrich hundiera los labios en su escote, mientras le sujetaba la nuca, forzando la cabeza de Phoenix aún más hacia atrás.Entonces el Rey juntó sus labios con los de ella, suavemente, y sin aliento. Sus cuerpos se rozaron, haciendo que el bulto de los pantalones de Ulrich se pusiera cada vez más rígido, siendo presionado y frotado entre las piernas y caderas de Phoenix. El beso se hizo más voraz, más intenso, más caliente... labios mordidos, lenguas chupadas, bocas jadeantes.Tomó las manos de Phoenix entre las suyas y las recorrió por su cuerpo, empezando por el pecho, hasta la mitad de las piernas. Las tímidas manos de Phoenix fueron cediendo ante la voluptuosidad, la curiosidad y el deseo. Entonces Ulrich bajó lentamente delante de Phoenix, mante
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