Ulrich y Eldrus estaban sentados en la mesa del desayuno, inmersos en una conversación que profundizaba en los entresijos de la política y la moralidad. Ulrich, sorprendido por la astucia y valentía de Eldrus, expresó su admiración de una manera que pocos esperaban."Debo confesar, Eldrus, que te subestimé", comenzó Ulrich, su voz cargada de sinceridad. "Siempre te vi como un anciano reservado, controlado. Nunca imaginé que serías capaz de tener ideas tan radicales."Eldrus, sorprendido por el elogio inesperado de Ulrich, encontró los ojos del rey con humildad."Pido disculpas si mi idea sobre Phoenix te ofendió, majestad", respondió él, su voz resonando con sinceridad.Ulrich asintió con la cabeza, una sonrisa formándose en sus labios."De ninguna manera, Eldrus", respondió él, su voz firme. "Me alegré al descubrir que hay alguien en este castillo capaz de sobrepasar límites morales como yo."Eldrus inclinó la cabeza en un gesto de gratitud."Solo estoy cumpliendo con mi deber", expl
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