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Todos los capítulos de Cariño Mío: Capítulo 11 - Capítulo 20
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El novio falso.
Blanca, asustada al ver como reaccionó Tamara al verla abrazandose con su hijo, aprovechó que Pablo entró a la cocina por un vaso de agua para Don Cheto, y no dudó en acercarse a él para tomarlo por el brazo, dejando a Tamara muy confundida y Pablo sin esfuerzo sonreía ante ellos.— Mi nombre es Blanca señora, soy la novia de Pablo, y solo le estaba agradeciendo a su hijo Andrés por haberme mandado a buscar con mi querido Pablo a la casa; yo seré quien les cocinará el día de hoy, y si le gusta mi comida, seguiré aquí un par de semanas más.Andrés enfurecido al escuchar como se presentó Blanca ante su madre, salió rapidamente de la cocina, mientras que Tamara no le dió más importancia al asunto y fue tras su hijo para agradecerle por haber contratado a la chica.— Que eficiente eres hijo, estoy impresionada con la rapidez que tienes para contratar campuruzas, solo espero que esta, lo que tiene de linda, lo tenga también de buena cocinera.— Sí madre, ojalá sea así.— Contestó entre dien
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El queso.
Asqueada al mirarse cubierta de desperdicios de comida, Paola empezó a gritar corriendo a Blanca de la casa.—Vete, vete de aquí, sé que andas metiéndotele por los ojos a mi hermano Andrés, pero él jámas se va a fijar en tí, porque no eres más que una campuruza insípisa y además ladrona de vestidos, porque yo no me creo el cuentico que le dijistes a Andrés, yo sé que me lo mandaste a robar.— Furiosa señalaba hacia la salida.Blanca, con los ojos aguados a punto de llorar veía a Paola conteniéndose de la rabia, y mantenía la calma solo por estar en casa de Don Cheto.Tamara, que estaba saliendo del baño, escuchó el escándalo y pronto corrió a calmar la situación.— ¿Por qué armas un escándalo Paola? y ¿Qué locura estás diciendo? Ella es la novia de Pablo, el chico que está ayudando a Cheto, y vino a cocinarnos... ¿o se te olvida que por tu culpa se fue Vanessa?— habló con voz fuerte y molesta.— Pues yo no... (la interrumpe Tamara)— Pues yo nada Paola, cierra el hocico si es que no qu
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Respete vecina.
Al oir estos pasos, ambos se separaron inmediatamente, pero Andrés al estar tan emocionado por haber besado a Blanca, no se dió cuenta que detrás de él había una cubeta de aluminio llena de suero apestoso, y al moverse tropezó cayendo sobre él.Blanca, al ver esto empezó a burlarse de él, y la puerta del almacen se abrió bruscamente.Este era Pablo, pues lo había enviado Don Juan para que Blanca se fuera a descansar a su casa.Pablo al entrar, pudo ver algo sospechoso en ellos; se escontraban un poco despeinados, y sus labios estaban más rosados, como si hubieran estado comiendo helado. Él solo los miraba como extrañado, mientras sentía que se formaba como especie de nudo en su garganta,y no era para menos, pues el se derretía por Blanca.— ¿Qué te pasa Pablo? ¿Por qué te quedas ahí parado como una estatua viéndonos?— Dijo Blanca entre risas, en tanto agarraba un gran trozo de queso con una mano y lo revisaba minuciosamente; y con la otra intentaba arreglar un poco su cabello.Andrés,
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El periodiquero
Por más que Josefa quiso liberarse de Blanca, no pudo, pues ella la tenía agarrada por el cabello, dándole jalones fuertes, hacia el estiércol fresco.— ¡Suéltame! ¡Estás loca Blanca!— Gritaba Josefa asustada, pues nunca la había visto así de furiosa.— Esto es, para que sigas diciendo que yo le coqueteo a Don Cheto.— Decía a voz alta, viéndola con desprecio, en tanto se guindaba más en su espalda.De pronto, el chico que repartía los periódicos en el pueblo, iba pasando con su bicicleta y al verlas pelear se detuvo, pero decidió mantener distancia por miedo a ser arrastrado a la contienda.— ¿Y este par de locas quiénes son? ¿qué les pasó?— Se preguntaba en tanto intentaba ver bien el rostro de alguna, pues se movían muy rápido y ya estaba empezando a oscurecer.Al reconocerlas a ambas, él tomó su bicicleta y pedaleó lo más rápido que pudo a casa de Josefa, para avisarle a algún familiar que fuera a ayudarla, pues a simple vista, ella era quien llevaba la pelea perdida.— ¡Hey, psss
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El gallinero
Desesperada, al sentir que la habían atrapado, Blanca empezó a gritar, forcejeando al mismo, pero no tardaron en taparle la boca y sostenerla con más fuerza.— Si haces silencio te suelto ¿ok?— susurraron en su oído con mucho enojo.Al escuchar esto, Blanca se quedó quieta, pero su respiración seguía acelerada, pues estaba hecha un mar de nervios.Y al sentir que la soltaron aquellos brazos fuertes, no tardó en voltear, viéndo a Andrés burlarse de ella.— ¡Andres!, ¡¿Pero tú qué haces aquí en mi casa?!, No vuelvas a darme un susto así ¿ok?— decía muy enojada y sorprendida a la vez.— Pues, averigué tú dirección y quise venir a verte mi amor, después de ese beso tan especial que nos dimos en el almacen, estoy seguro que tú también deseabas lo mismo!— Andrés acariciaba su mejilla con la mano.Viendo tanto atrevimiento de su parte, Blanca decidió rechazarlo, y tratarlo con distancia, pues si descubrían que él la visitaba, ella se quedaría sin empleo pronto, y ¡vaya que necesitaba el dine
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Doble preocupación.
En casa de Don Cheto, ya todos se encontraban durmiendo, hasta que se escuchó una ráfaga de disparos que despertó bruscamente a Tamara, quien se puso de pie inmediatamente y corrió a la habitación de Paola.— ¡Paola! ¡Hey Paola, despierta!— Agitaba sus hombros con desespero.— ¿Qué pasa mamá? mira la hora que es, déjame dormir por favor.— ¡Acabo de escuchar muchos balazos cerca de aquí, yo no puedo domir así!Paola, al escuchar esto inmediatamente se puso de pie, y corrió a asomarse a la ventana con su madre, pero al notar que la puerta de la habitación de Andrés estaba abierta, Tamara se acercó para avisarle lo que había ocurrido; y lo que se llevó fue una sorpresa enorme, encontrando la habitación totalmente vacía.Tamara, caminó por todos los rincones de la casa buscándolo, y no aparecía por ningún lado, entonces se angustió; y mil pensamientos pasaron por su cabeza, haciendo que ella gritara de desespero, y esto despertó a Don Cheto.— ¡¿Qué es lo que te ha ocurrido Tamara?! ¡Tre
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El rescate
Caminando apresurada hacia el gallinero, Doña Tilita recordó que no tenía nada para defenderse, y si resultaba ser que algún ladrón había caído en la trampa, no podría dominarlo; así que, se dirigió a su casa a buscar el palo con los que le pegaban a los cochinos rebeldes.Mientras ella revisaba en su escaparate, Don Juan paseaba por la siembra a ver si cosechaba algunos frijoles, pero al pasar cerca del gallinero, también notó que se había caído un poco la puerta, y al acercarse a arreglarla, por supuesto no tardó en notar el profundo boquete que había hecho Doña Tilita (con pajas en el fondo), y que obviamente ahí estaban Andrés y Josefa durmiendo, sentados.— ¡Andrés! Psss,psss. ¡Hey, Andrés! ¿Qué haces ahí con Josefa?— Preguntaba a voz baja, mirándolos con mucha curiosidad y asombro.Andrés despertó en el instante, pero Josefa seguía a su lado dormida.— ¡Por favor Don Juan, ayúdenos a salir de aquí rápido! Ambos pasamos toda la noche en este hueco, y ya me duele la espalda, luego
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La indiferencia
Al mirarse tan alterada, Don Cheto y Pablo, sacaron a la fuerza a Tamara de la cocina, mientras que Paola seguía disfrutando del momento al ver a Blanca llorar (sin saber con claridad, que era lo que ocurría).— Te lo dije sucia campesinita, que no te le metieras a mi hermano por los ojos, y ahora por no hacerme caso, la estás pasando muy mal jajaja, que risa me das.— Lárgate de aquí, si no quieres que limpie el piso con tu pelo, estúpida pretenciosa. ¡Ja! como dicen por ahí, la clase no se compra.— Blanca la veía de arriba hacia abajo.— ¿Clase? ¿Qué vas a saber tú de clase? Te aseguro que nisiquiera sabes como es un lápiz o un cuaderno, arrastrada.Blanca, no soportó tanta grosería de parte de Paola, y no tardó en tomar un puño de harina de trigo para lanzarselo a la cara, pero cuando lo aventó, ella se agachó y terminó cubriéndole la cara a Andrés con esto.Blanca, consternada por todo lo que estaba pasando, tomó su pequeño bolso y corrió del lugar, pero Andrés la detuvo con mucha
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Ubres a la vista.
Apenas Doña Tilita le arrojó un balde con agua fría y trocitos de hielo a Josefa, ella se puso a gritar desesperada.— ¡Saquenme de aquíííííííí ! ¡Ayudenmeeeee ! — decía en tanto temblaba del frío y su piel se erizaba completamente.Blanca, al escuchar los escandalosos gritos se acercó corriendo al gallinero, mientras Doña Tilita la veía con rareza, pues no esperaba que volviera tan pronto a casa.— ¡Mamá! ¡¿porqué está Josefa ahí adentro?! ¡¿quién hizo ese agujero tan profundo en el gallinero?! — Blanca estaba muy confundida, no sabía lo que pasaba.— Yo te dije claramente hija, que iba a capturar al ladrón de las gallinas, y mira quién vino a caer en la trampa.— Decía en tanto señalaba a Josefa con sus dos manos.Josefa, sintió mucha ira al ver a Blanca reirse de ella, y empezó a gritar mucho más fuerte, a tal punto, que Paty (que andaba cerca) la escuchó y también se acercó.— Blancaaaa... Doña Tilitaaaaa... He escuchado la voz de Josefa, venía de esta dirección, ¿ella está aquí ve
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La degustación
Antes de ir a visitar a Don Cheto, los tres (Tamara, Andrés y Paola) hicieron un acuerdo, y este fue, no llevar ninguna tarjeta de débito, para evitar que alguna se les fuera a extraviar; así que, el dinero en efectivo, era el único del que podían disponer estando en el pueblo, por esto Tamara se preocupaba tanto.— Relájate madre, en casa te espera mucho más que eso para gastar.— habló Andrés, en tanto pensaba que ella no se podía enterar que él lo había gastado en las vacas de Don Juan.— Lo sé, pero ví una casa muy bonita, frente a la plaza del pueblo y quería comprarla, para no estar molestando a Cheto cada vez que vengamos, pero claro ahora eso va a tener que esperar, y además quiero saber quien lo agarró sin avisar, esto no debería ser un misterio, Andrés.Paola, quien no le estaba prestando atención a su madre sino al celular, recibió un mensaje de una de sus amigas de la ciudad, y empezó a reir, despertando sospechas en Tamara.— Ajá, fuiste tú Paola, seguro te recordaste que
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