Después del susto, la incomodidad y el escándalo. Manuel y Vanessa regresaron a su casa. —Hijo, yo...—No madre, olvida todo eso, sabemos lo que ambos hemos pasado, tu historia o lo que sea no me molestará, ya te lo había dicho. Sin embargo, debes ser capaz de soportarlo hasta que por lo menos, se calme todo lo referente a tí. Será difícil, pero si quieres que nuestra vida de verdad mejore, debes hacerlo.—Manuel entró a su habitación y cerró la puerta en la cara de Vanessa. Ella, se mordió las uñas nerviosa y casi queriéndose arrancar el cabello por su estupidez. No pasó mucho, para que se escuchara a alguien tocar la puerta. Al abrir, vio a una hermosa, curvilínea y bella chica. Y de inmediato frunció el ceño. — ¿Qué se te ofrece?—Preguntó cortante. Emily se sorprendió, pero sonrió brillantemente. — Una disculpa, buscaba a Manuel Rodríguez. Creo que me equivoqué de casa. —Vanessa la escaneó de arriba a abajo y supuso lo que quería. Cruzó los brazos y se recargó en el umbral de l
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