CAPÍTULO 74. La peor estrategia
Estaba desquiciado. Rafael Bravo estaba a punto de un colapso nervioso, el peor que había tenido en toda su vida, y Dios sabía que tenía la conciencia tan asquerosamente sucia que ya había pasado por unos cuantos.Sin embargo no logró que el hombre frente a él, aun postrado en aquella cama, hiciera ni el más mínimo gesto que denotara que le tenía algún miedo a sus amenazas.—Lárgate de aquí, Rafael —gruñó su padre—. Por más que me duela decir esto, ya no quiero volver a verte.Su hijo se dio la vuelta y salió de allí dando un portazo, vociferando y gritando todas las maneras en que se iba a vengar de ellos, de todos, mientras Naiara se acercaba al abuelo intentando consolarlo; y fuera de la sala Samuel le hacía un gesto breve a Joaquín, que salió en silencio, como si fuera un gato escurridizo, a perseguir a Rafael Bravo, porque si se le ocurría alguna estupidez adicional contra Naiara y el abuelo, más les valía saberlo con anticipación.—Abuelo ¿de verdad hiciste eso? —preguntó la muc
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