CAPÍTULO 62. Una sorpresa desagradable
CAPÍTULO 62. Una sorpresa desagradableNaiara retrocedió apresurada, porque sabía que Samuel no se iba a hacer repetir dos veces aquella orden; se parapetó detrás de una de las puertas más cercanas y solo unos segundos después lo vio pasar apresurado.La muchacha respiró profundo, y luego salvó los pocos metros que la separaban del cuartito donde estaba su abuelo. Al señor Félix se le iluminó el rostro al verla, y Naiara tomó uno de sus manos, besándola con cariño.—Abuelo, por favor, tienes que ponerte bien. Por favor... —le suplicó.—Lo estoy intentando, hija, créeme que lo estoy intentando —aseguró el abuelo con un suspiro—. Pero necesito que me prometas algo.La expresión del pobre anciano era tan cansada que a Naiara se le hundió el corazón solo de verlo.—Claro que sí, abuelo, cualquier cosa —susurró inclinándose hacia él y las palabras del abuelo fueron rápidas y muy bajas, solo para ella, porque sabía que muy pronto una persona diferente entraría por aquella puerta.—Prométeme
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