CAPÍTULO 128. Confesiones
CAPÍTULO 127. ConfesionesQuizás después de todo lo que había pasado aquel no fuera el mejor momento para sentarse a tomar decisiones sobre el futuro de El Mirador, pero en el mismo instante en que Samuel hizo aquel gesto con el que pretendía posponer esa conversación si solo llegaba a inquietar a su esposa, el abuelo lo detuvo con un gesto tranquilizador.—Hijo, la niña tiene razón, a pesar de todos los malos momentos que hemos vivido últimamente, tenemos que ser fuertes como para seguir adelante, y ya no tiene caso negar que El Mirador es la causa de todos esos malos momentos —sentenció el señor Félix con firmeza.—No, abuelo, El Mirador no es la causa de los problemas, y tampoco lo que hay debajo de El Mirador. La causa de nuestros problemas es la gente que lo ambiciona, la gente que lo quiere, y podemos hacer dos cosas: o ceder a todo eso, o terminarlo de una vez por todas —sentenció la muchacha—. La pregunta es si vamos a permitir que quienes provocaron la muerte de la abuela Juli
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