46. Verdad incierta
—¿¡A dónde vas?! —Julieta lo toma de la muñeca, desesperada—. ¡No! ¡Román! ¡No me dejes sola ahora!—No lo haré, linda. Pero ahora necesito que te quedes aquí mientras superviso. No se quienes son, si son hombres de Ryan o alguien se ha enterado y le ha dicho a la policía que estamos aquí. Cualquiera que sea la opción, no voy a desprotegerte. Te quedarás en el apartamento y si llegan a este piso te encerrarás en nuestro cuarto y tomarás el arma en el armario, oculta entre la ropa, arriba.—No digas eso. No quiero que nos separemos, Román…—Julieta vuelve a abrazarlo y se adhiere a su cuello, sin dejarlo ir—, por favor, no te vayas. —Hey, linda. Aquí estoy —Román coloca su mano en su cabello tan frágilmente que Julieta ahora sólo es una flor que tiene que tocar con delicadeza. Su flor—, Estoy aquí para protegerte, y no tengas miedo de nada porque a partir de ahora sólo somos tú, yo, y Lizzie —Román también la abraza, murmurandole en el oído—, para siempre.—No digas eso. Es como si te
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