Camila vio el rostro crispado de Alex, y abrió los ojos de par en par. ¿Qué hacía allí y por qué se lo veía tan alterado?—Señor, ¿usted es…? —preguntó el médico, frunciendo el ceño.—Alex Johnson —respondió Alex, sin rodeos—. Soy el jefe de la señorita —añadió, mirando a Camila, quien lo observaba boquiabierta.—¡Oh! —exclamó la enfermera, sorprendida—. Es cierto, es el señor Johnson. Lo sentimos mucho, señor —se apresuró a decir la mujer, juntando sus manos frente a ella y haciendo una ligera reverencia.Alex hizo un gesto de disgusto, pidiéndole que se detuviera, y miró al médico fijamente, esperando una respuesta.El hombre, visiblemente incómodo, se humedeció los labios y cambió el peso de su cuerpo, de un pie a otro, antes de carraspear y decir:—Verá, la señorita se desmayó en su empresa y ese amable señor —Señaló hacia la puerta, donde, del otro lado, Thomas aún permanecía sentado—, llamó a emergencias y la trajo a urgencias.Alex miró al médico por un segundo más, antes de en
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