Todos los capítulos de Enloqueciendo al jefe: Capítulo 31 - Capítulo 40
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Parte treinta y uno
—Creo que lo mejor es que me retire, estaré en la habitación que me fue asignada —dijo George, mirando a Ignacio con gran satisfacción. —Adelante —respondió Ignacio aparentando tranquilidad. —¿Cuál es el plan para hoy? —preguntó Josh tratando de disipar la tención. —Haremos lo que tú quieras padre, Salomé, tú y yo pasaremos un rato agradable en lo que sea que elijas. Violet lo miró sorprendida. —¿Y yo? —¿Y tú? —replicó Ignacio, conociendo lo que ella intentaba saber. —Nada —dijo ella, entendiendo la situación. Ambos optaron por fingir que no pasaba nada, para hacerle pasar un rato agradable a Josh, al igual que a Salomé, a quien al día siguiente pretendían celebrar su cumpleaños. Se dispusieron a hablar del evento que pretendían llevar a cabo por el cumpleaños, siendo debatido. Las opciones, realizar una cena familiar, o salir y disfrutar los cuatro en algún lugar especial. —Haremos lo que piensen que está bien, dado que Salomé aún no puede decidir, lo conveniente es que lo
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Parte treinta y dos
—Creí que no eras celoso Ignacio, puedo entender que lo seas, pero que seas tan inseguro me molesta, solo quería hacer el ambiente agradable. George no es mi tipo, no me llama la atención, si decir que es apuesto de forma sana fue un error, lamento que eso me haga una coqueta ante ti. Nos vemos más tarde. —¡Ey! ¿No vas a darme un beso? —Tenías prisa, bien, la tengo, aprovecharé también para traer las cosas que necesitaré para el cumpleaños de Salomé, que pasen una buena tarde. —Espera… ¿Qué significa eso? ¿No te unirás a nosotros? —Estaré ocupada Ignacio, pásala bien con tu padre y tu hija. —Oye, no, no vamos a hacer esto, amor. Lo siento, entiende, no me gusta que otros te miren, eso m… —Cómprate una muñeca y métela en una caja Ignacio, ¿que pasará cuándo ingrese a la universidad? ¿Si me diera por volver a modelar? Él suspiró. —Perdona, creo que el karma me está jugando una mala pasada, te prometo controlar mis celos, ser más consciente. ¿Me das un beso? —No te preocupes, no
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Parte treinta y tres
Después de unos minutos de Violet haber conversado con sus padres, decidió ducharse nuevamente, cambiarse, finalmente ingresó a la habitación. Ignacio compartió con la familia unos minutos, al ver qué Lana se hizo cargo de Salomé, se dirigió a la habitación, en donde se encontraba Violet completamente desnuda, le puso seguro a la puerta y se acercó sigilosamente logrando asustarla. —¡Oye! Vas a matarme de un susto, Ignacio. —Lo siento, ¿en quién pensabas? —¿Por qué tendría que ser en quién y no en qué? —No lo sé Violet, fue lo primero que se me vino a la mente. —Ok Ignacio, tenemos que hablar con respecto a tus celos, tus repentinos comportamientos. Para que lo sepas, no me interesa George, es solo que lo escuché hablando con Tobías, supongo que algo planean en contra nuestra, parece que es su tío, por eso quería que viniera con nosotros, para evitar que se quedara en casa investigando. —Menudo imbécil, ya decía que algo extraño tenía, lo solucionaré. Violet lo siento, no sé qu
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Parte treinta y cuatro
—Cálmate, vaya, está grave la cuestión. —Lo sé, necesito cambiarlo, no quiero arruinarlo, quiero y necesito ofrecerle un hombre a la altura de lo que su belleza y esencia exigen, de lo que merece. ¿Qué aconsejas? Simón no pudo evitar esbozar una sonrisa. —¿Me estás pidiendo un consejo? No te lo puedo creer, el hombre que creía que el amor era para idiotas, que jamás se fijaría en una adolescente, el hombre que decía ser muy maduro y… —Déjate de idioteces y dame un consejo. No quiero perder lo que ofrece, siempre he podido controlarlo todo a mi alrededor, pero lo que está pasando o cuando de ella se trata, me convierto en un idiota incapaz de razonar a tiempo. —Bien, tenemos un gran problema, ¿Aceptas que te tiene en sus manos una jovencita? Necesito escucharlo. —Por supuesto que no. Ella no… bien, sí, maldición, sí, pero no estoy hablando de eso, necesito soluciones, no actúes como parte de mi karma. —¿Qué tal un terapeuta? Ignacio, incrédulo, se echó a reír, creyendo que este
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Parte treinta y cinco
Las horas pasaron, mientras Ignacio disfrutaba de la compañía de su padre, hija, suegro y amigo, Violet se reía a carcajadas, como tenía mucho no lo hacía. Disfrutaba en compañía de las mujeres, habían quedado bellas y se recalcaban una a la otra aquello. —La estamos pasando bastante bien, sin embargo, es momento de ir con los caballeros, ya saben cómo es Ignacio. —Tienes razón hija, es momento de volver, además creo ya tener hambre. Las mujeres se habían alejado un poco, por lo que decidieron caminar hasta abordar el auto, después de llamar a Ignacio, quién les indicó la dirección donde se verían. Les llevó unos minutos estar en el lugar, Ignacio en cuanto vio a Violet no pudo disimular. —Sin duda alguna te ves más hermosa de lo que estabas Violet. Ustedes también mujeres, pero el premio hoy se lo lleva mi mujer. —Gracias amor, aunque creo que estás exagerando. —No, no lo hago. —Créele Violet, mi amigo jamás diría algo así de una mujer menor de 30 —burló Simón. Ignacio lo mi
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Parte treinta y seis
—¿Por qué quieres que haga algo a cambio? ¿No puedes darme lo que te pido? Solo es un baile, Ignacio, estoy segura de que lo harás bien. —No es precisamente solo un baile, me pides moverme y no soy bueno en eso… —Lo eres, hazlo como lo haces en el acto. Él se echó a reír. —Eres muy ingeniosa, no funciona así, ¿al menos me motivarás? Violet abrió las piernas. —¿Lo quieres? —¿Qué preguntas son esas? Mira el baile suena algo vergonzoso, no me imaginé en esta situación, puedo solo desnudarme, pararme aquí, que me veas. —No, Ignacio, quiero que bailes para mí. El hombre puso ambas manos en su cintura y la miraba con gesto pensativo, mientras esta evitaba reírse. —Ya Ignacio, no seas malo, baila para mí. Te prometo que te vas a divertir, que lo vas a disfrutar. —Violet, pero… —Por favor amor —hizo caras. —Ok Violet, bailaré para ti. Ignacio suspiró profundo, Violet emocionada puso su canción favorita, al menos la que creyó que iban perfecta con la situación, en cuanto puso mús
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Parte treinta y siete
Le acarició el rostro, le murmuró algunas palabras para desearle feliz cumpleaños. Las lágrimas brotaron de ella. Ignacio, quien la había seguido, se acercó y la abrazó por detrás, siguiendo el acto de mirar a su hija y desearle un feliz cumpleaños. —Es hermosa nuestra princesa. Sabes que sería ideal, que tuviera hermanos, pero haremos esos papeles, para que no se sienta sola y evitarnos más niños. —Sí, amor, nos esforzaremos para que ella no se sienta sola ni abrumada por ser hija única. Seremos todo para ella —respondió Violet demostrando su acuerdo con lo escuchado—. Quisiera regalarte el mundo, hija. —Lo haremos, le daremos el mundo a nuestro modo, no tendrá hermanos, será como nosotros, hija única, es un regalo que no le daremos, pero que supliremos con nuestra presencia. Violet asintió ante lo escuchado, se quedaron allí unos minutos, hablando y contemplándola, hasta que finalmente decidieron volver a la cama, allí Ignacio se recostó recibiéndola en sus brazos. —¿Fuiste a v
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Parte treinta y ocho
Violet asintió, con Salomé en brazos se dirigió a la habitación en busca de lo que le había pedido. Salomé se veía confundida, pero ella logró mantenerla en calma para que no llorara y estresara más a su abuelo, dejó lo pedido en manos de Ignacio, fue por el equipaje de Josh y decidió agregar los medicamentos, para que pudieran enviarlos a un análisis, descartar que le hubieran provocado ese episodio. —Avísame cualquier cosa, amor, incluso si es necesario que vaya a hacerte compañía, pospondré el cumpleaños de Salomé. Josh seguía confundido, se tapaba los oídos y miraba alrededor, sin poder reconocer a ninguno de los presentes, incluso ver aquella pequeña que minutos atrás le robaba sonrisas no ayudó. —No, preciosa, no hace falta. Celébrale el cumpleaños a nuestra hija, dale mis regalos. Lo más seguro es que me pase muchas horas con mi padre, ya tendremos tiempo de celebrarlo nuevamente en compañía de él, si no es así, entonces se la llevaremos cuando él esté recuperado, lo celebra
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Parte treinta y nueve
Que hubiera perdido la conciencia nuevamente, que no lo reconociera, que se hubieran perdido el cumpleaños de Salomé, lo que él no imaginaba era que su mujer había despedido a los invitados antes y se dirigía con un pedazo de tarta y su hija para celebrar los cuatro. Al llegar pidió que no le informaran y aunque le costó que les permitieran el paso, logró su objetivo, se dirigió a la habitación, Ignacio en cuanto la vio, sintió su corazón acelerarse, eso eran los motivos por los que la adoraba, por los que se sentía obsesionado con ella. Caminó ante ella, la saludó con un beso, cargó a su hija, le deseo feliz cumpleaños abrazándola fuerte contra él, luego se acercaron ante Josh, quien aunque no reconocía a Salomé, le extendió los brazos, creyendo era una simple niña que lo visitaba, el instinto era fuerte y la acogió, se divertían aunque este no tuviera conciencia, jugaban como dos iguales. —Gracias por esto Violet —la abrazó contra su pecho—. Sinceramente, no dejas de sorprenderme
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Parte cuarenta
Mientras aquello ocurría, Violet disfrutaba de compartir con sus padres y les comentaba sobre su entrada a la universidad, y el cuánto le preocupaba eso. Les mencionó que aceptó trabajar con Ignacio porque no quería volver a sumergirse en una rutina y aquel trabajo le permitiría ocupar más su tiempo y tener más actividad, pasar tiempo con su familia. Así transcurrieron las horas, de actividad en actividad, para Ignacio, quién había conseguido establecer seguridad e investigadores privados para su tranquilidad. Luego de terminar con aquello y discutir algunos puntos con su amigo, con quien quedó de verse al día siguiente, decidió visitar a su padre a quien encontró un poco mejor, aunque este no hubiese tenido grandes momentos de lucidez, pasó alrededor de una hora con él y luego se dirigió a verse con Violet, decidió ir a la casa para verlas allí, pasaron el resto del día en familia. Violet era feliz, su familia estaba bien y juntos, pero no se comparaba con la dicha de Ignacio. Al
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