Los días se deslizaron rápidamente para Celine, quien se estaba acostumbrando a los lujos que disfrutaba en la mansión, siendo tratada con atención y cuidado al ser la prometida de Enzo. A medida que pasaba más tiempo a su lado, la joven no pudo evitar que los sentimientos surgieran sin previo aviso. Sin embargo, se resistió a expresar sus emociones por temor a ser rechazada o, peor aún, a arruinar el plan de la boda.Celine era consciente de que no podía ilusionarse falsamente y debía mantenerse firme hasta estar segura de lo que sentía por Enzo, quien se mostraba distante y, al mismo tiempo, la confundía con su repentina cercanía.Aquella mañana, se preparaba para formalizar su matrimonio falso y, aunque se tratara de una farsa, la joven se sentía nerviosa y ansiosa. Para los demás, aquella unión parecía auténtica, nadie sospechaba que todo era una actuación. Y debía asegurarse de que así fuera durante los meses que estaría fingiendo aquella mentira.—Vaya, has quedado bellísima —co
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