Capítulo 11. Luz y oscuridad.
Romina estaba impresionada por los agiles movimientos del hombre que la estaba protegiendo, era rápido para interceptar cada uno de los ataques del ladrón, entre las sombras ella alcanzaba a vislumbrar sus fuertes brazos y los movimientos estratégicos para no ser lastimado.Ella estaba en completo silencio, preguntándose, ¿Cómo podría agradecer ese gesto de parte de un desconocido?El hombre terminó dando un golpe en el abdomen del agresor haciendo que se doblara del dolor soltando el bolso de Romina.La mole de músculos se agachó para recogerlo y dárselo a la dueña, al enfocar la vista más detenidamente, ella se quedó encantada con un par de ojos color aguamarina, profundos y brillantes, un rostro completamente atractivo, que la hizo soltar el aire que no sabía que estaba reteniendo.— ¿Estás bien? — Dijo el hombre, quien al estar tan cerca Romina, ella pudo reconocer como su apuesto cliente frecuente el restaurante.— Si, muchas gracias — fue todo lo que pudo expresar Romina, ya qu
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