Valeria, sin haber revelado aún que había sido despedida de su trabajo, veía cómo sus ahorros se agotaban rápidamente. No podía seguir fingiendo que iba a trabajar cuando ya no tenía empleo. Había perdido su trabajo por llegar tarde, descuidando el horario sagrado por culpa de Orlando, un hombre que la distraía y la llevaba a perder el empleo, porque no salía de su cabeza todo ese asunto de su madre y él. Ahora, se veía en apuros y la necesidad de conseguir un trabajo se hacía urgente.Mientras Sofía se levantaba del sofá para continuar con las tareas del hogar, su teléfono comenzó a sonar. Al ver que era Orlando quien llamaba, su corazón se aceleró. Sabía que él llamaría para intentar convencerla de nuevo, pero Sofía no estaba dispuesta a ceder más ante sus exigencias. Asegurándose de que no hubiera nadie cerca que pudiera escucharla, decidió contestar la llamada.—Orlando. Sé perfectamente lo que vas a decir, así que no entiendo por qué sigues llamando. ¿Acaso has cambiado de opinió
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