Capítulo 127. Un viaje improvisado
El resto del día Vincenzo se ocupó de los nuevos contratos y de unas reuniones que era imposible que les diera otro día para realizarlas. Apenas pudo comer algo en la oficina y a las seis y media en punto, dejó todo y subió al ático, no sin antes pedirle a Alonzo que diera por terminado el día laboral para ellos dos.— Hola, chicos, espero que todo esté bien. — Dijo Vincenzo mirando a su esposa.Necesitaba que ella estuviera bien, la primera reacción que Vincenzo notó en su esposa era que estaba muy pensativa, de seguro le seguía dando vueltas en la cabeza a todo ese mal rollo que esas mujeres tuvieron en el centro comercial.— Desde luego que sí, cuñado, la hemos pasado muy bien, pero ahora que has llegado es tiempo de que me vaya a mi casa, te dejo para que consientas a tu esposa, nos vemos pronto, Kaia, cuida mucho a mi sobrina.— Muchas gracias, Fabrizio, claro que cuidaré a tu sobrina.Kaia tenía la mente abstraída, a pesar de haber pasado la tarde con su amigo, deseaba con deses
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