**Lizandra**Después de hacer una comida rápida, volví a la hamaca en la terraza e intenté entretenerme nuevamente con la lectura, aunque en todo momento mis pensamientos me llevaban lejos, y no me refería a los escenarios fantásticos descritos en el libro. La casa de los Braganza era enorme, así que jamás escucharía cuando todos llegaran de la barbacoa, pero como aún no eran ni siquiera las dos de la tarde, permanecí acostada tranquilamente, hasta que escuché un estruendo muy fuerte.¿Bateron la puerta? Era la única cosa que podría pensar. Rápidamente me levanté de la hamaca y caminé hasta la sala a tiempo de ver a Heitor subiendo las escaleras de dos en dos escalones. Sí, debe estar muy molesto para haber golpeado la puerta de esa forma, pensé. Esperé unos minutos por la entrada de los demás, pero nadie apareció. ¿Heitor volvió solo? Qué raro.Algo sucedió durante el tiempo que Heitor estuvo fuera y aparentemente no había sido nada agradable, deduje. Y en la duda, mejor mantenerse
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