Lizandra
Me di cuenta del exacto momento en que Heitor llegó a la terraza; era algo difícil de explicar, pero esa sensación de expectación e inquietud solo me domina cuando estoy cerca de él. Intenté mantenerme tranquila, seguro que él buscaría otro lugar en el que quedarse, después de todo, Heitor no me soporta y cree que soy una estafadora.
Pero, de manera sorprendente, los próximos pasos indicaban que se estaba acercando a donde yo estaba y eso consiguió dejarme sin aliento, algo completamente sin sentido. Él no debería afectar así mi cuerpo, cuando sé que tiene una novia con la que pretende casarse pronto —Heloísa me lo contó— y que en cualquier momento puede llegar y sorprendernos juntos, lo que podría dar
HeitorUna vez más estaba perdiendo el control de mis acciones, completamente entregado al éxtasis del momento. Lizandra siempre hace que abandone mi lado racional y eso no es nada bueno.Pero sus besos me llevan al delirio y la pasión del momento estaba haciendo casi imposible separarme de sus labios suaves y su cuerpo delicioso bajo el mío.— Deberíamos parar... — dijo Lizandra sin aliento.— Sí... — concordé, besando ahora su cuello — deberíamos hacerlo...Pero no paramos. Los besos continuaron intensos y cada vez más atrevidos, nuestras lenguas se encontraban, mis dientes en sus labios delicados mientras su boca succ
LizandraCuatro personas me miraban esperando una respuesta sobre algo en lo que nunca me había detenido a pensar y solo ahora, con todos ellos mirándome expectantes, me di cuenta de lo aburrida que era mi vida en Gostoso y de cómo nunca había tenido verdaderos momentos de ocio en mis veinte años.Convencer a las personas de eso quizás no fuera tan fácil, lo pude ver por la expresión de todos, así que decidí no intentarlo. Realmente no me sentía capaz de mostrar este lado triste de mi vida.— Siempre estaba demasiado ocupada para ir a pasear a la playa — expliqué brevemente — Para ser sincera, ni siquiera me gustan esas cosas.Siempre intent&e
HeitorLa conversación con Luciano y Afonso estaba resultando aburrida. Una vez más, intentaban convencerme para que trabajara con la agencia que ellos representaban, y una vez más, yo atribuí esa responsabilidad a mi departamento de marketing.— ¿Dónde están Catarina y Bernardo? — preguntó Luciano de repente, escudriñando el área alrededor de la piscina — Estoy seguro de que ella nos podría ayudar en este punto.Dejé escapar una risa contenida. Quizás ellos tuvieran alguna oportunidad con Bernardo, después de todo, él también estudió con nosotros. Pero en cuanto a Catarina, ninguna oportunidad. Ella nunca se metería en algo que no esté dentro de sus responsabilidades en la empresa. Sin embargo, no iba a acabar con las ilusiones de mi amigo de la escuela, así que seguí atento a mi trago, mientras Afonso y Luciano parecían buscar a mi novia.— No los veo por ningún lado — comentó Afonso, intrigado.— Creo que Bernardo salió con mi hermana — sugerí, ya que era bastante probable — Pero n
**Lizandra**Después de hacer una comida rápida, volví a la hamaca en la terraza e intenté entretenerme nuevamente con la lectura, aunque en todo momento mis pensamientos me llevaban lejos, y no me refería a los escenarios fantásticos descritos en el libro. La casa de los Braganza era enorme, así que jamás escucharía cuando todos llegaran de la barbacoa, pero como aún no eran ni siquiera las dos de la tarde, permanecí acostada tranquilamente, hasta que escuché un estruendo muy fuerte.¿Bateron la puerta? Era la única cosa que podría pensar. Rápidamente me levanté de la hamaca y caminé hasta la sala a tiempo de ver a Heitor subiendo las escaleras de dos en dos escalones. Sí, debe estar muy molesto para haber golpeado la puerta de esa forma, pensé. Esperé unos minutos por la entrada de los demás, pero nadie apareció. ¿Heitor volvió solo? Qué raro.Algo sucedió durante el tiempo que Heitor estuvo fuera y aparentemente no había sido nada agradable, deduje. Y en la duda, mejor mantenerse
HeitorA pesar de la fingida timidez de Lizandra, nuestro viaje de regreso a Río fue sorprendentemente agradable. Confieso que estar con Catarina nunca me trajo la misma sensación que la compañía de la chica a mi lado y, incluso en los largos silencios entre un tema y otro, me sentí bastante cómodo solo con sostener su mano.Este tiempo con Lizandra hizo que un detalle despertara aún más mi curiosidad sobre ella. Me di cuenta de que sus manos no eran finas y delicadas como las de Heloísa o Catarina. Eran más gruesas. Diría incluso que un tanto callosas, como si realmente realizara trabajos más pesados.Aun así, aunque estuviera diciendo la verdad sobre haber trabajado durante años como limpiadora en la pos
**Heitor**Dejé a Lizandra en su cuarto, ella no deseaba ver a mi abuelo antes de que yo hablara con él sobre la gran reviravolta que sucedió en Angra. Así que, después de deshacerme de mi propio equipaje, fui a buscar al abuelo y, de manera nada sorprendente, lo encontré en la sala de TV junto a Jaime y Cristina viendo algún reality show.— Veo que todo está bien por aquí.— ¿Ya llegaste? — Abuelo preguntó fingiendo sorpresa, pero estaba atento al televisor — Pensé que volverían mañana.— Mi niño, te echamos de menos aquí — Cristina dijo, viniendo a abrazarme como si hubiera estado fuera un mes, y no solo dos días.
LizandraEstar en la habitación rememorando todo lo que había sucedido en las últimas horas me estaba poniendo los nervios de punta. No podía quedarme quieta, solo pensando en lo sorprendente y maravilloso que había sido todo, al mismo tiempo que me sentía culpable por el fin de la relación entre Catarina y Heitor.El hecho de haber intentado mirar las redes sociales y haber visto una frase que encajaba perfectamente con mi situación actual solo contribuyó a que me sintiera aún peor por todo lo que pasó. La frase decía algo sobre "nadie siendo feliz haciendo infeliz a otra persona". Parece una señal de que estoy yendo por el camino equivocado y que necesito alejarme de Heitor, el pensamiento gritó en mi mente.Antes de qu
**Catarina**Era lunes y estábamos volviendo en helicóptero a Río. Bernardo y yo habíamos pospuesto al máximo ese momento, especialmente después de confirmar que Heitor había llegado bien a su casa. Yo misma había confirmado esa información con el señor Vicente ayer por la tarde.Además de todo lo que nos esperaba en casa, también habíamos enfrentado otro problema: Fue realmente complicado explicarle a Heloísa el motivo por el cual Heitor partió repentinamente de Angra sin revelar la verdadera razón, pero terminó conformándose con la excusa de una discusión de pareja. Por más que todo indicara que Heitor iba a exponer a todos el verdadero motivo de nuestra pelea, al final, no le dejó nada a la imaginación, todav&iacut