Itzam no se equivocó cuando dijo que su madre los recibiría con una rica comida; pero jamás imaginó que Luciana mandaría preparar todo un banquete que incluía, no solo, sus platillos favoritos, sino también los de Milenka. Eso daba muestra de que la joven también robó el corazón de su madre. — Es demasiado, Luciana, no debiste molestarte — exclamó Milen llena de sorpresa al estar frente a aquel enorme comedor para 16 personas repleto de comida. Como buena conocedora de platillos. Mariscos, carnes, pastas, ensaladas, bocadillos de carnes frías y quesos, cremas, salsas, era todo un mundo gastronómico el que se presentaba en aquella mesa, decorada con flores, velas, candelabros, centros de mesa, servilletas y porta cubiertos de plata enaltecían la decoración. — Estaba tan emo
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