Capítulo XXIX: Hendrik (Parte Uno)Después de esa noche, Josh había comenzado a tener un gusto extraño por dormir acompañado, que ya no se hallaba cuando dormía solo en su cama de dos plazas, por lo que, cuando caía la noche, por puro instinto sus pies siempre solían dirigirse al único sitio que consideraba su lugar seguro.Desde esa noche, él ya no podía conciliar el sueño, sin estar al lado de Leyna y poder aspirar su aroma a vainilla.Por eso cada noche, Josh se ponía su pijama y se pasaba a la cama de Leyna, la abrazaba con fuerza por la cintura y así podía descansar unas horas de su escaso sueño interrumpido por todos los problemas que se estaba callando.El olor a vainilla de Leyna era lo único que lo mantenía centrado para no perder el control.Después de haberse mostrado tan vulnerable ante los ojos de ella, él agradeció internamente que los siguientes días Leyna no tocará aquel tema que lo ponía entre las cuerdas, si no que, al contrario, ella siempre, cada noche, le esperaba
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