AlmaDescendí las escaleras con paso firme, consciente de su presencia antes incluso de posar mis ojos en él. A pesar de la tensión palpable en el ambiente, mantuve mi mirada altiva, sin permitir que ninguna emoción traicionara mi semblante. Sentí su escrutinio mientras me observaba de arriba a abajo, y aunque intentaba mantenerme imperturbable, no podía ignorar la intensidad de su mirada, cargada de frialdad y resentimiento.No podía creer que una vez más nos encontráramos frente a frente. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, pero me odiaba por ello. Me esforcé por controlar mis emociones, por mantener la compostura ante su presencia, pero la tormenta de sentimientos en mi interior amenazaba con desbordarse en cualquier momento.— ¿Qué mierda haces en la casa de mi madre, desvergonzada? — Espetó Marko, visiblemente irritado.— Estoy viviendo aquí porque un desgraciado me echó de mi departamento, y ese desgraciado eres tú. ¿Acaso no te cansas de arruinarme la vida? — Expresé con
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