Todos los capítulos de La Esposa Huérfana del Millonario Tonto: Capítulo 121 - Capítulo 122
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EPÍLOGO I
— Pues lo lamento, pero dígale a su jefecita que la logística no se maneja así y que si no sabe hacer bien su trabajo, se puede dedicar a cocinar y planchar en la casa, de donde no deben salir ninguna de ustedes Un hombre de unos 50 años, en traje ejecutivo negro, le hablaba en muy malas formas a una secretaria frente a él. — Sr. Hill, creo que ese comentario machista está de más y claramente mi jefa le avisó de este evento hace como 15 días, dijo que todo estaba bien, ¿cómo sale a última hora con que no tenemos las reservaciones? — ¿Dónde metemos a las invitadas extranjeras? – la chica pelinegra bajita, estaba que echaba chispas. Este hombre era un imbécil que solo estaba saboteando el trabajo de la jefa por pura envidia. Mientras esta discusión iba tomando vuelo, casualmente, la dueña de la compañía caminaba por el pasillo y ante una frase se quedó escuchando al lado de la puerta semiabierta de la oficina. — ¿Ahora me va a amenazar? ¿Quién no sabe aquí que su jefecita, la ta
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EPÍLOGO II
La música de la sinfonía tocaba la melodía nupcial, la inmensa iglesia, de amplios ventanales coloridos y techos altos abovedados, estaba decorada con flores blancas por doquier, perfumando el ambiente.Michael solo había estado tan nervioso una vez en su vida.La noche en que le hizo el amor a Helen por primera vez y temía que ella lo rechazara.Hoy, al fin, esta hermosa mujer venía caminando hacia el altar, del brazo de Henry Edwards en sustitución de su padre, y sería suya para siempre.Los Carter, por supuesto que no estaban. Su madre moriría recluida en su habitación, sin salir, y su padre, desde que fue destituido de su puesto, cada día lo veía menos.A veces llegaba a las y tanto de la madrugada tomado, a Michael no le importaba lo que hiciera con su vida, siempre estaría al pendiente de su madre, pero lo había decidido, Helen y él vivirían en su propia casita, comprada solo para ellos dos.Los elegantes invitados se levantaron de sus bancas de madera a ver la entrada de la gl
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