Ángela se sentía tonta, muy molesta, en solo cuestión de hora, la imagen que tenía del hombre que había amado por años, se había desvanecido, era increíble para ella que se tratara del mismo hombre con el que había soñado envejecer.Mauro, al entender lo que pasaba, se dejó caer en el sofá con su semblante pálido, sus manos empezaron a temblar, mientras que Hanna y su madre permanecían en silencio.—Todo es mi culpa—susurró Mauro, muy afectado.—No es el momento para buscar culpables, debemos pensar en que hacer—le dijo su padre, quien caminaba de un lado a otro.—Simplemente, dejen así—habló Gloria—Es lo mejor que nos puede pasar.—Tú mejor no digas nada—le regaño su esposo.Hanna se acercó a ellos, había muchas cosas que aún no entendía, pero sí había algo que le había quedado claro y era el hecho que había sido muy injusta con Ángela, todo por haberse dejado llevar por las artimañas de su madre.—Hermano, sé que son muchas cosas, créeme que te entiendo, sí que calmarte y pensemos c
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