No quiero estar aquí, ¡no quiero!Es lo primero que he pensado desde que el efecto del sedante se ha pasado. Me encantaría gritarlo con todas las fuerzas de mis pulmones, pero ya conozco el resultado. Entre más grite que quiero salir, más tiempo me dejarán encerrada. Es así, como un castigo al deseo de no revivir mi pesadilla.«Cálmate Allegra», me digo. Esta vez no puedo empeorarlo. Si lo hago solo le daré el gusto a Kitty de dejarme encerrada aquí, para ella tener el campo libre e ir por Oliver. Ni siquiera es porque le guste, es por qué él me gusta a mí. Desde siempre ha sido así, encaprichándose con todo lo que es mío. Nunca lo tomé a mal y solo hacía caso a mamá.No seas egoísta con tu hermana. No ves que ella es más pequeña. Déjale tus juguetes, ya tendrás otros. Allegra, no la hagas llorar, entrégaselo, ella solo quiere jugar.Aunque en el fondo eran simples demandas, nunca me quejé, y la única vez que lo hice fue cuando se encapr
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